¿A QUE VINO EL SR. GURDJIEFF? (C. Stanley Nott)

C. Stanley Nott

Con respecto a la pregunta: «¿Qué vino a hacer?», citaré un resumen de las conversaciones con un viejo amigo, F. S. Pinder, un hombre que estuvo muy cerca de Gurdjieff.

Pinder dijo que Gurdjieff vino para dar un gran “Do”, para ayudar al avance de la Ley de Siete en contra de la corriente de la vida mecánica… vino para darnos a “nosotros” un Mundo Nuevo, una nueva idea de Dios, del propósito de la vida, del sexo, de la guerra… ¿Pero quiénes somos «Nosotros?»…

«Nosotros» somos los que lo aceptamos y aceptamos su enseñanza, y ayudamos a llevar a cabo este “Trabajo”. Este mundo nuestro no puede ser salvado dentro de nuestra medida del tiempo. Si esto hubiera sido posible habría sido «salvado» hace tiempo por los profetas y maestros que fueron enviados. Los que tratan de que el mundo sea salvado por un solo maestro en un tiempo dado están rehuyendo su propia responsabilidad. Están a la espera de una «segunda venida» sin esfuerzo de su parte -y se entregan a la enfermedad del mañana».

«Si tomas, entonces toma», dice Gurdjieff… Al trabajar sobre nosotros mismos podemos «tomar la posibilidad» de llegar a ser Hijos de Dios, el Cristo, el Ungido o el Mesías, donde la unción es por medio del cuerpo superior. Pero, habiendo caído tan bajo, el camino de regreso es largo y difícil, y lo hemos olvidado… «El buey conoce a su dueño, y el asno conoce el establo de su amo. Pero los míos no consideran. Han abandonado las aguas vivientes, y se abren paso a través de cisternas rotas».

Somos lo que somos por nuestro fracaso en hacer las labores de presos, de manera que tenemos que moler el grano una y otra vez. El molino es una buena analogía, pues simboliza las dificultades-las recaídas, los lamentos, los olvidos, los reproches a sí mismo, los hundimientos, las postergaciones-; pero podemos tomar aliento, pues no se nos convoca para hacer nada que toda partícula del Absoluto -y Gurdjieff mismo- no haya tenido el “deber” de llevar a cabo.

 

Aunque Gurdjieff protegía del viento a sus trasquiladas ovejas -dando a cada una su oportunidad conforme a su estado de ser y comprensión- sus “choques” irritaban a algunos. La gente piensa que se le puede enseñar a un hombre en una escuela verdadera como en una universidad; las universidades no son ahora nada más que aparatos reformadores para la ciencia convencional, el arte y la literatura, mientras que su función original era enseñar lo universal… «La máscara arrancada», dice Lucrecio, «deja desnudo lo que es». Persona significa máscara, y la idea viene de las escuelas objetivas. Gurdjieff decía: Matemos nuestra personalidad, la falsa personalidad, la cosa falsa que creemos que es nosotros. Tiene que morir para que la individualidad pueda crecer. Para alcanzar su meta, Gurdjieff, como todos los maestros verdaderos, tuvo que desempeñar un papel, desempeñando al mismo tiempo varios papeles secundarios o auxiliares, trabajando sobre sí mismo para su propio desarrollo. Mientras propagaba su enseñanza tuvo que adaptarla a gente de diversos niveles de desarrollo. En un grupo, durante las comidas por ejemplo, utilizaba la hipérbole, la exageración, la broma, la contradicción aparente, diciendo algo a una persona mientras se refería a otra; lo cual confundía a algunos, que a menudo lo tomaban de manera literal y hacían comentarios extraños sobre lo que habían malinterpretado.

 

Todo hombre quisiera tener un «mundo mejor», pero conforme a sus propias ideas. Las del gángster van en la dirección de un botín más grande; el comunista desea un estado de hormigas, con él al mando. Mientras más lejos de la realidad esté la escuela del reformador del mundo, más gente atraerá, pues él dejará todo a Dios, o al Estado, sin asumir ninguna responsabilidad él mismo. Esto es lo opuesto a la «aceptación de las cosas» en el sentido que le daba Gurdjieff, es decir, a no inquietarse y preocuparse por lo que no podemos cambiar. «Lo que no puede curarse, debe sufrirse conscientemente”…

 

Los hombres no pueden ver que antes que nada es necesario hacer algo acerca de sí mismos; por miles de años han estado tratando de re-formarse. Si un hombre se pusiera a trabajar sobre sí mismo en vez de rezar a su lejano Dios para que salve a la gente, encontraría que el “reino de los cielos” no es indiferente hacia los que tratan con sincero esfuerzo. Vernos a nosotros mismos tal como somos -el hombre viejo- y crear el “hombre nuevo” es el “Camino de la Cruz”, de la religión esotérica. El “Camino de la Cruz” fue el camino de todos los maestros objetivos…

 

No podemos comenzar a crecer hasta que hayamos formado el punto de crecimiento, esto es “la luna en nosotros”. Nuestro centro de gravedad, junto con el de la tierra, está en la luna astronómica, y por ello nos falta el contrapeso en nosotros -puesto que debemos «contener en nosotros todo lo que es representativo del mundo». La formación de la luna en nosotros viene del equilibrio de los centros, del “parktdolgdeber eseral”, del esfuerzo consciente y el sufrimiento voluntario, y de las Cinco Tendencias de la Moral Objetiva. La luna es una bobina de inducción, que produce corrientes inducidas, que barren toda la energía desperdiciada, perdida para nosotros, a causa de nuestra mecanicidad. Las escuelas objetivas han sabido esto, y también sobre el magnetismo y la electricidad, desde la antigüedad.

 

Gurdjieff hablaba y escribía usando un discurso lleno de imágenes en un lenguaje simbólico, el cual es necesario para la verdadera comprensión; porque las palabras en si mismas desembocan en definiciones, y las definiciones congelan finalmente la lengua, pues cuando todo se determina y se define, se pierde, o deja solamente una impresión superficial en el que oye o utiliza sus definiciones. «El Tao que puede expresarse en palabras no es el Tao Eterno»…

No hay atajos para el desarrollo interior. Todos los maestros han hablado de esto. Los que, habiendo emprendido el trabajo una vez, lo abandonan por un camino aparentemente más fácil, más tarde o más temprano tienen que recomenzar. Cada uno de nosotros tiene un deber. Cada uno tiene un camino por delante. Cada uno tiene una tarea y debe cumplirla. ¿Sé cuál es la mía?… Nuevamente regresa al hombre mismo el estudio de sí. En medio de la confusión, de los vaivenes de la vida ordinaria, no podemos escapar del constante deseo, consciente o inconsciente, de saber, de ser, de comprender.

 

«El libro en donde yacen todos los misterios es el hombre mismo; pues él mismo es el libro del ser de todos los seres, ya que él es a la semejanza de Dios». Jacob Boehme

 

«El Reino de Dios está dentro de vosotros. Tratad pues de conoceros a vosotros mismos, y sabréis que estáis en la ciudad, y que vosotros sois la ciudad». Jesús.

C. Stanley Nott
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