CAPITULO III – LA FRONTERA (ALFREDO DE SANJUAN)

12825569_10153493785598014_1026309045_nSara tomaba pensativa una caliente taza de café, esperando a Emanuel tal y como lo habían acordado, su mente giraba y giraba, recordando todo aquello que la tenía sentada ahora en ese lugar, pudiendo haber estado en otro sitio, tal vez en el departamento que ahora habitaba Lázaro solo y que había comprado en las vísperas de su fallida boda.

 

Su cerebro era una maraña ilusoria, en la que pensaba y pensaba, que sería de su vida ahora si ese accidente en la que perdieron la vida los padres de Lázaro, no hubiera ocurrido, la vida para ellos hubiera sido distinta, pensaba en tantos y tantos planes que ellos habían hecho juntos y que ahora ya no sería posible realizar, su mente viajaba al pasado y se trasladaba a un imaginario e inexistente futuro.

 

En esas cavilaciones estaba, cuando llegó Emanuel:

 

  • ¡Despierta, Sara! Estás en otro mundo…

 

  • Caray Emanuel, me espantaste…

 

  • Si te espanté, pero toda la bola de sueños en la que estabas metida…

 

  • Solo estaba un poco distraída…

 

  • ¿Distraída, dices? Si estabas completamente ajena a ti misma…regresa al presente… a tu aquí y ahora, no hay más opciones.

 

  • Tienes razón, me estaba imaginando miles de cosas, tú sabes, ya lo he platicado contigo.

 

  • Pues si, Sara, pero no es así como se solucionan los problemas ni tus estados interiores.

 

  • Si, si ya sé, debo estar más atenta a mi misma y vigilarme permanentemente y no permitir que nada ni nadie, me arrebate mi paz, pase lo que pase.

 

  • Lo sabes, pero no lo aplicas, pero bueno ya te caerá pronto el veinte…y pues ya estamos aquí, platiquemos del propósito de nuestra entrevista.

 

  • Muy bien, ¿Sabes? Me dejaste muy intrigada con lo que comentamos por teléfono, ¿Cuál es realmente tu plan?

 

  • ¿Plan? No tengo ningún plan, o si se le puede llamar plan a que la vida haga su trabajo con Lázaro, bueno pues ese es mi plan.

 

  • Pero, Emanuel sigo pensando que eso es una forma de abandono.

 

  • Sara, tienes que entender que el abandono, solo existe en la imaginación de la gente, pues tú no puedes abandonar a nadie, recuerda que todos a cada momento de nuestra vida estamos solos, realmente solos y aun cuando exteriormente podamos estar rodeados de gente, estamos solos ante las decisiones que segundo a segundo tenemos que tomar, por tanto nadie puede abandonar a nadie, solo existe una forma de abandono, y ese es el abandono de sí, en el que girando al ritmo que la vida nos pone, nos olvidamos de nosotros mismos, de lo que somos, de que existimos.

 

  • Ya te voy comprendiendo.

 

  • A veces, ese abandono, no es otro que abandonarnos a la vida, como sus fieles sirvientes, en el que de acuerdo a como nos han programado, actuamos sin voluntad, como simples marionetas conducidas por hilos invisibles, que por lo regular nos llevan a tomar caminos equivocados, fundando nuestra felicidad en cosas ficticias, irreales, en el mundo exterior, dependientes de lo que ocurra o no ocurra o de lo haga tal o cual persona.

 

  • ¿Quieres decir que nos conducimos como máquinas?

 

  • Exacto, pero una máquina que no funciona correctamente, pues para conducir una máquina se requiere conocerla en todas sus partes y utilizar cada una de ellas para lo que fue diseñada. Idea esta que nos lleva a un ineludible razonamiento, toda máquina requiere de algo o alguien que la maneje y que lo sepa hacer, sabemos ya que somos máquinas, pero entonces ¿Quién o que las maneja?

 

  • Vaya pregunta que me haces, se supone que somos nosotros los que deberíamos manejarla.

 

  • ¿Nosotros? ¿Quiénes? Verás, el hombre actúa de manera similar a una computadora y digo similar, porque es lo que más se le asemeja.

 

Veamos el ejemplo, cuando un ser humano nace, su cerebro es una zona de captación virgen, nueva, sin información del entorno que le rodea, es digámoslo así, un disco duro, sin carga de programa alguno que solo contiene las instrucciones básicas necesarias para su funcionamiento, a esto le llamaremos funciones instintivas, con una fuente de energía que lo nutre y que existía con antelación a ese disco duro, que justo cuando nace un ser humano, se conecta en frecuencia vibratoria, a ello le llamaremos esencia o espíritu, dotado de conciencia.

 

Conforme va creciendo el ser humano, ese disco duro es cargado con distintos programas, ocupando espacios que se encontraban vacíos, pero que ya estaban ahí, esperando la carga respectiva, esos espacios vacíos, tienen funciones analógicas de respuesta a los estímulos externos de la computadora, llamémosles periféricos, teclado, mouse, etc., dotados de sensores capaces de responder a los impulsos emitidos desde el mundo exterior, que en el caso del ser humano vendrían a ser los cinco sentidos, vista, tacto, oído, gusto y olfato. En este momento, es el espíritu quien conduce a la máquina, actuando de forma inteligente, es decir, adaptándose a las nuevas circunstancias que rodean a la máquina.

 

La máquina continúa su absorción de programas, entonces se dispara el funcionamiento de otras funciones que esperaban los estímulos adecuados para trabajar, estas funciones las podemos dividir en el ser humano, en tres, intelectual, emocional y motora, cada una con características diferentes pero complementarias, mencionando solo como referencia la función sexual, que también es biológica, pero que con el paso del tiempo, adquiere además su aspecto psicológico.

 

Sin embargo, la carga de esos programas es comúnmente incorrecta y ello genera conflicto en el funcionamiento de cada una de las funciones, generando conexiones equivocadas, las que necesariamente deben actuar en armonía para que el resultado sea el indicado, tratándose del cerebro humano hablamos del establecimiento de redes neuronales, que en este caso se forman como se dijo, de manera equivocada.

 

La computadora, entonces comienza a tomar solo la energía de la fuente y comienza ya, con los programas cargados a reaccionar por sí misma, sin conciencia de su existencia y respondiendo a los estímulos enviados por los periféricos de forma equivocada y cuando algún estímulo de los enviados, no encuentra su correspondiente función binaria en alguno de los programas causa conflicto y hace, por ejemplo, que se active la función intelectual, cuando lo correcto debió haber sido la emocional y viceversa, es decir, todo se convierte en un nada organizado, en el que la esencia perdió por completo el control de la máquina, quedando digámoslo así, como en estado de sueño, dormida, esperando recibir los estímulos correctos que la puedan poner en contacto de nuevo, con el disco duro, y empezar poco a poco a restaurarlo, eliminando los programas inútiles, conservando los útiles, logrando armonía con la máquina, pues esta es necesaria para que dicha esencia logre contacto con el mundo exterior.

 

Cuando la esencia, logra despertar de ese sueño, se da cuenta que ella no es la máquina, toma conciencia de sí y a través de esfuerzos de observación de la máquina, logra ir corrigiendo las conexiones equivocadas de la máquina y empieza a existir, a ver al mundo real tal y como es y no como los programas equivocados de la máquina los hacían parecer, aprende entonces a SER y con ello, genera ya la voluntad necesaria para mantenerse LIBRE de los influjos del mundo exterior, su FELICIDAD radica precisamente en el hecho de PERCIBIR SU EXISTENCIA, pues ella no dependerá de nada de lo que el mundo le haga parecer que es la felicidad, SE CONVIERTE EN UN SER DUEÑO DE SI MISMO, capaz de HACER y no ya como antes de que le sucedan las cosas, con capacidad de rectificar cuando los programas equivocados funcionan y de encauzar de forma correcta la energía que necesita, de ver las cosas con claridad y con una visión objetiva de ellas.

 

  • Vaya, ¿Algo más que agregar? Esto es todo un tratado, ahora, quiero entenderte, ¿Quieres decir entonces que no somos uno, sino una máquina con una multitud de programas equivocados? ¿Qué vivimos en un estado de sueño? ¿Qué no existimos en realidad? ¿Qué no existe la felicidad? ¿Qué no existe el amor?

 

  • Vamos por partes, iré respondiendo a tus preguntas una por una; Efectivamente no somos uno, es decir, carecemos de unidad puesto que nuestro cerebro ha tejido una cantidad incontable de redes neuronales equivocadas, a los que llamaremos “yoes”, pues cada una de ellas será en un momento un “yo”, en otro momento otro “yo” y así sucesivamente, esto por cuanto hace a nuestras conductas ante los eventos de la vida exterior, “yoes” que reaccionan de forma automática y mecánica de acuerdo a como fueron grabados, la unidad pues reside en la esencia o espíritu que somos, la única capaz de poseer la voluntad necesaria para actuar y no para reaccionar, la que debiera ser la que tuviera el mando de la máquina y no al revés, como se da normalmente.

 

Por otro lado, al estar activa esta parte del cerebro conformada por todas estas conexiones equivocadas, se forma lo que se denomina falsa personalidad, falsa por carecer de fundamento en lo absoluto y que depende para su funcionamiento exclusivamente de lo que acontezca en el mundo exterior, manteniendo pasiva a la esencia, es decir, dormida e inactiva, de lo que se obtiene el juego de tres fuerzas, una activa, una pasiva y una neutralizante, la activa será la falsa personalidad, la pasiva la esencia y la neutralizante lo será, la vida y el mundo exterior, quedando pues a la deriva y siendo esclavos de lo que la vida nos ponga, ya sea para ser “felices” o “infelices”; Cuando a través de la propia observación nos percatamos de lo equivocado de esas conexiones, tomamos conciencia de nuestra existencia y las corregimos, las fuerzas se invierten, SE DESPIERTA, tornando en pasiva a la falsa personalidad, en activa a la esencia y como tercera fuerza, neutralizante, el desarrollo de la conciencia, entendido éste como el incremento de la capacidad de percepción que de nosotros y el entorno que nos rodea tenemos, lo que se logra a través de esfuerzos distintos a los de la vida, no mecánicos, sino conscientes, puesto que tienen como propósito vernos y ver al mundo de forma objetiva, de ver las cosas como son y no como nuestros falsos y múltiples “yoes”, quisieran que lo viéramos.

 

Un ejemplo de ello, es la muerte de los seres humanos; todos sabemos que es inevitable, pero siempre la envolvemos con falsas nubes de fantasía y lo más cruento de todo, encubierta bajo el telón del sufrimiento, soportado éste por egoísmo, pues nadie sufre por los muertos, sufren por no poder volver a verlos, por no estar ya con ellos, es decir, que se sufre por la dependencia que generamos en relación con la persona que murió.

 

Lo que te he dicho, lleva consigo la respuesta a las otras dos preguntas, pues si somos esclavos de la vida exterior, es obvio que quien se mueve de acuerdo con ella, NO EXISTE, ES UN “MUERTO”, espiritualmente hablando, pues su esencia o espíritu es pasivo, solo quien logra despertar, es un ser “VIVO”, alguien que existe por lo que ES y no por lo que cree que es.

 

Ahora bien por lo que respecta al amor, debemos partir de la Creación, en la que encontramos que todo el universo se encuentra perfectamente estratificado en función de las diversas frecuencias vibratorias de todo aquello que se encuentra en él, en el que el primer plano encontramos a Dios, antes y después de la Creación y así sucesivamente, del primero al segundo existe un espacio que fue roto por la voluntad de Dios al momento de crear el universo, la que es la fuerza originaria que mantiene en tensión permanente al mismo y que nadie en realidad se ha preocupado en saber en que consiste o cual es su naturaleza, pero partiendo desde uno mismo, se puede decir que una de las consecuencias lógicas de la evolución del ser humano, es llegar al estado de amor, entendido éste como la comprensión total de todo y todas las cosas, pero de un amor consciente y no mecánico, es decir, un amor que no se base en nuestras equivocadas conexiones, sino un amor real, pues siendo el amor la fuerza que lo conserva y lo mantiene todo en el universo, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que la voluntad con la que Dios lleva a cabo la Creación es por simple lógica, el amor, por tanto, la creación como tal es un acto de amor de Dios, lo que nos otorga una visión grandiosa del universo en el que habitamos, pues sería tanto como constatar que el amor es y debe ser una constante, lo que tanto predicó Jesús de Nazareth.

 

El amor pues, si existe, pero no de la forma egoísta en que nos ha sido inculcado, pero este amor es uno solo para todos los seres humanos, lleva implícita la comprensión objetiva de lo que somos y para lo que estamos aquí, o sea que el amor mecánico, o sea el que se encuentra en nuestros “yoes”, no es amor, sino una ausencia de amor, entendida ésta como una falta de contacto en frecuencia vibratoria con la constante del amor divino que le es inherente a la creación, contacto que se dará en forma directamente proporcional a nuestro nivel de ser, es decir, a la frecuencia en la que se encuentre vibrando la esencia. Es por ello también que el odio, no existe, lo que existe es pues, una ausencia de amor.

 

El amor, en pocas palabras es una cualidad inherente al espíritu o esencia, que se da por medio de la comprensión de lo que somos y para lo que estamos, a través del desarrollo de la conciencia, cualidad también inherente al espíritu.

 

Además el amor debe ser visto a la luz de lo que Cristo decía: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza y Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que visto desde el punto objetivo y con un claro mensaje para el desarrollo interior del hombre, nos quiere decir y de forma breve te lo expreso, lo siguiente:

 

Nadie puede amar más al prójimo que a si mismo. Pero amarse a si mismo implica cierto nivel de comprensión del hombre en relación consigo mismo y con el universo. En cuanto a la relación de pareja, veremos dos aspectos, que no es lo mismo amar que estar enamorado.

 

Amar requiere conocimiento de sí mismo hasta determinado punto, en su aspecto psicológico y del universo y las leyes que lo gobiernan, esto es el aspecto cosmológico. Amar es pues ponerse en contacto con la frecuencia vibratoria que como te dije es una constante en el universo, es ponerse en contacto con la “voluntad del Padre” y hacerla.

 

Estar enamorado es solo reaccionar de acuerdo con los “yoes” que se grabaron en el cerebro en casos de enamoramiento, que a la larga desaparecen y aparecen otros “yoes” de “desenamoramiento”, convirtiendo al paso del tiempo la relación en costumbre y rutina, algo que uno “tiene que hacer”, para estar bien con la sociedad. Esto es amor mecánico. Esto ocurre de igual manera con el “amor” que se dice sentir, por los padres, los hermanos, los hijos, los amigos y cualquiera otro que se llegue a mencionar como amor, amor que descansa en el egoísmo.

 

Por ejemplo, al decir que no queremos que sufran los que amamos, en realidad los que no queremos sufrir somos nosotros, pues si ellos sufren, nosotros sufrimos, ahí radica el egoísmo y lo falso de este amor, que al ser una “reacción mecánica” de los “yoes” que conforman la falsa personalidad, carece de fundamento lógico y objetivo.

 

Para quien ama con conocimiento, en estado de amor consciente, aun cuando sean solo vislumbres de éste último, los placeres y emociones que brinda el enamoramiento, quedan como simples emociones baratas, en comparación con el amor consciente que nace de la esencia, lo que se consigue, como ya te dije a través de esfuerzos conscientes que permitan llegar al estado de conciencia de sí.

 

Así, el ser humano al lograr ser cada vez más consciente de sí, se convierte poco a poco, en dueño de sí mismo, capaz de amar y la felicidad radicará ahora en el interior de cada persona, no dependerá en lo absoluto de los eventos externos que ocurran, ya sean benévolos o adversos.

 

  • Vaya, ya lo voy entendiendo, de esa manera me queda más claro, pero entonces ¿Me estás diciendo que todo por lo que sufre el ser humano es algo ficticio?

 

  • ¡Haz dado en el clavo! Así es, el sufrimiento no es otra cosa que la forma mecánica en que el hombre reacciona en relación con la grabaciones que tiene impresas desde la más tierna infancia, es algo, digámoslo así, inventado por el propio hombre para justificarse a sí mismo, de todo lo que le acontece, es una ilusión, es un sueño del que es necesario despertar, pero para ello se requiere de una segunda educación.

 

  • ¿Segunda educación? ¿Con todo lo que el hombre ha avanzado en las ciencias y en la cultura, no es suficiente?

 

  • Ayuda sí, pero no es suficiente, pues esto sería solo la primera educación, la que se recibe en la vida, tanto en casa como en la escuela, pero el conocimiento del que yo te hablo, ese solo puede ser descubierto y comprendido a través de símbolos e imágenes, transmitido preferentemente, de forma oral por alguien que ya ha recorrido más camino que nosotros y que nos ayude a descifrar los códigos ocultos a través de sufrimientos deliberados que contribuyen a que llegues a la comprensión de los eventos de la vida, esfuerzos dirigidos a escuchar la voz de la conciencia.

 

  • Pero si toda la gente sufre, ¿Esos sufrimientos no bastan?

 

  • No, el sufrimiento común, es idéntico a los placeres mundanos, le llega a la gente de la misma forma que estos últimos, es decir, le sucede. El sufrimiento del que yo hablo, hace necesaria la existencia previa de la voluntad, de verdadera voluntad. Un ejemplo, todos sabemos que el amor es lo correcto y el odio no lo es, todos sabemos que debemos amar a nuestros enemigos, lo sabemos de memoria, es una grabación, pero no podemos ponerlas en práctica porque no existe la voluntad de hacerlo y nos escudamos en lo que ha dado por llamarse “debilidad humana” y se olvidan del principio, haciéndonos seres por completo contradictorios.

 

Para sufrir deliberadamente es menester, ser capaz de sacrificar el sufrimiento común, entendido éste como todo aquello que te arrebate tu paz y en lo absoluto significa huir hacia el placer, pues esto nos ubicaría en los opuestos, es necesario sacrificar nuestro sufrimiento común, dándonos cuenta a través de razonamientos correctos, que éste carece de soporte o fundamento alguno. Esto solo se logra, por medio del establecimiento de un sentido de vida correcto, objetivo y mediante la formulación de propósitos claros, cuyos cimientos sean precisamente, ese significado de vida, en perfecto estado de comprensión de las cosas, las cuales en su mayoría la cultura ignora o desprecia.

 

Es necesario que la ilusión que el hombre tiene de ser consciente sea destruida, por más que “sufra” la falsa personalidad, esto es un sufrimiento útil y conduce al cambio interior.

 

Se debe querer lo que sucede y querer lo que sucede es no quejarse, que ya de por sí implica un gran esfuerzo. Querer lo que sucede significa no identificarse con los eventos de la vida, se les quiere, porque son necesarios para la evolución interior, pues si no existieran éstos, ¿Entonces en relación con que se evoluciona?

 

Siempre hay dentro de nosotros algo que nos dice que podemos ser mejores de lo que antes éramos o de lo que somos actualmente, eso se llama superioridad de sí, pero en el sentido estrictamente evolutivo interior, no en el exterior, pues los resultados de ese trabajo, serán la consecuencia lógica, la añadidura.

 

Sobre ello hay que trabajar, pensar y sentir por nosotros mismos, pues has de saber que la gente, cuando se le presenta un problema, se quiebra la cabeza buscando – casi siempre en el mundo exterior- la solución al mismo, cuando razonando correctamente el problema desde la perspectiva interior, la solución se da por sí misma, es decir, es parida desde el problema mismo. Eso le ahorraría una gran cantidad de esfuerzos inútiles – o sea mecánicos –  y energía a la gente. Al respecto hay un proverbio árabe que dice “Si tu mal tiene remedio, de que te quejas y si no lo tiene, de que te quejas.”

 

¿Notas ahora el sentido de lo que digo? La solución está dentro de nosotros mismos, evidentemente habrá que poner remedios exteriores, pero estos solo serán la consecuencia lógica de ese razonamiento del que te hablo, que por sí mismo es un razonamiento activo, pero ese razonamiento no tiene que hacerse por separado, deberá estar acompañado a su vez de otros razonamientos activos, que tienen como resultado inmediato lo que se llama, construcción intelectual.

 

A su vez, es necesario establecer una cadena de construcciones intelectuales, que nos proporcionarán una visión objetiva del evento en cuestión y entonces tendremos lo que se llama, pensamiento religioso, pero no en el sentido que comúnmente se conoce de esta palabra, sino un pensamiento religioso atendiendo al significado puro de ésta, es decir religar todo y todas las cosas, esto llevará a la obtención de la conciencia intelectual, es decir, saber simultáneamente todo al mismo tiempo, en relación con el evento correspondiente, inmediatamente el centro emocional, recibe la información obtenida del centro intelectual y por decirlo así, “lo siente y se convence de ello”, formándose la conciencia moral, es decir, sentir simultáneamente todo al mismo tiempo, en relación con el evento, al llegar a este punto se da la COMPRENSIÓN.

 

Veamos un ejemplo, un hombre sabe que no debe enojarse porque esto puede traerle consecuencias negativas a largo plazo en el correcto funcionamiento de su organismo, sin embargo, lo sigue haciendo, hasta que un día, después de un fuerte coraje, siente un intenso dolor en el estómago. Acude con el médico y le dice que tiene una úlcera de pocos pelos y que de ahora en adelante, deberá cuidarse de no hacer corajes, de no enojarse, pues esto empeoraría su situación. El hombre a partir de este momento realiza construcciones intelectuales, forma un pensamiento religioso en torno a la enfermedad que lo aqueja, sabe todo de ella y sus posibles consecuencias en un solo instante y simultáneamente, enseguida siente lo que ya sabe, ha comprendido por fin lo inútil de hacer corajes. Ahora lo evitará, pero solo cuando le ocurrió y sintió lo que ya sabía lo pudo comprender.

 

¿Ves ahora que no es lo mismo entender, que comprender?

 

  • Muy bien y entonces ¿La consecuencia lógica de estos esfuerzos, es a lo que tú le llamas despertar?

 

  • Sí, pero el despertar es gradual y directamente proporcional a la intensidad y calidad de los esfuerzos realizados. Es un permanente caminar con los “ojos vendados”, hasta que conseguimos comprender todas las mentiras y contradicciones en las que estábamos acostumbrados a vivir y muchas veces, la mayoría, es necesario que el sufrimiento común y la vida hagan su trabajo y nos “amansemos” y que “toquemos fondo”, darnos cuenta de nuestra nulidad, llegando al fondo, solo nos queda un camino que seguir: hacia arriba y aquí es donde la vida juega su papel evolutivo, en el que llega el momento a quienes el esfuerzo por dejar el fondo se mantiene vivo, es algo que ya se siente en sí mismo, es la constante pregunta que impulsa a obtener respuesta, y por fin se sabe hacia donde se dirige y el porque de todo cuanto se hace, operando una transformación del hombre, tal y cual ocurre con una mariposa, de oruga a capullo y de capullo a mariposa, en la que se advierten ya todas las posibilidades que antes yacían ocultas en el hombre.

 

  • Y esto, ¿De qué manera puede influir en la situación de Lázaro?

 

  • Pues bien, influye en el sentido de que Lázaro ya se encuentra muy cerca de la frontera, muy cerca de tocar fondo, punto que servirá de partida para despertar, cruzar la frontera que lo ubicará ya en otra condición, desde otro ángulo de observación y es aquí donde dejando que la vida haga su trabajo, aplicamos de forma correcta la Regla de Oro, establecida por Jesucristo “Haz con otros, lo que quisieran que hicieran contigo” y si nosotros queremos despertar y trabajamos por ello, debemos querer que Lázaro despierte a través del único medio que existe para tales fines: a través de su comprensión individual de lo incorrecto de su actuar y justo en el momento que esto ocurra, estar listos para traerlo al mundo real, de la mejor manera posible, ayudarlo en su renacimiento. Frontera que una vez cruzada, ubica al hombre en el plano de los hombres despiertos, de la conciencia de sí, peldaño previo al de la conciencia objetiva.

 

  • Ahora entiendo el sentido de tus palabras, esto querría decir entonces que de comportarnos de forma paternalista con él, ¿Estaríamos siendo egoístas?

 

  • Exacto, la ayuda solo se da a quienes la buscan y la necesitan y ese momento llegará para Lázaro, Sara, llegará.

 

  • Con toda la explicación que me has dado, ya me queda más claro todo, aunque siéndote honesta, aun hay algunas voces dentro de mí que me dicen que deberíamos ser más protectores.

 

  • Lo entiendo perfectamente Sara, pero ahora ya sabes que esas voces, no existen y no existen porque son grabaciones egoístas y vanidosas que nos insertaron desde pequeños, carentes por completo de fundamento y objetividad, sin embargo, como te lo dije, estaré cerca, orientando al moribundo a su tumba y al nuevo ser hacia su nueva cuna, la cuna de la verdad y recuerda que la verdad es una exageración para quienes no pueden percibirla.

 

Recuerda también lo que dijo Jesús “ La Verdad os hará libres”, esto es así de tajante, la verdad es la única que puede liberar al ser humano de las cadenas que lo tienen atado al mundo sensual, pero esta es una libertad interior, íntima, que te otorga la capacidad de hacer, de estar a salvo de los efectos nocivos de los eventos exteriores, algo que solo puede ocurrir cuando formas en ti, digámoslo así, un filtro para las impresiones que recibes y éstas sean transformadas correctamente en el psiquismo general del hombre, es decir, que antes lo que te arrebataba tu paz por conducto de la vida, ya no será más así, pues tienes el filtro y la herramienta principal para obtenerla, la observación de sí, que es en realidad el único acto libre y voluntario que verdaderamente existe, pues se enfoca a tus estados interiores y no así al mundo exterior, es un esfuerzo ahora sí consciente, basado en algo que se llama atención dirigida.

 

  • ¿Pero cual es la diferencia de esta “atención dirigida” y lo que nosotros conocemos como atención?

 

  • Verás, la atención en realidad se divide en tres tipos, el primero de ellos lo denominaremos atención cero, es decir, sin atención, estado común en el que el hombre vive, pues a pesar de estar en vigilia, realmente se mantiene dormido, pues nunca fija su atención en sí mismo, sino en todo lo que ocurre en el mundo exterior, llevando a cabo todas sus actividades de forma totalmente mecánica, rutinaria, plagada de hábitos adquiridos como ya lo hemos visto, te pondré un ejemplo, un hombre que ocupa un puesto importante en una oficina pública, todos los días se levanta a las 8:00 A.M., se baña, desayuna y sale de su casa a las 9:15, conduce su automóvil hasta su centro de trabajo en el que llega casi siempre a las 10:00, saluda a su secretaria y se encierra en su oficina o sale a reuniones de trabajo, más o menos hasta las 15:00, hora en la que sale a comer, llegando de nuevo a su oficina a eso de las 17:00, de ahí se vuelve a encerrar, atiende múltiples llamadas telefónicas, se la pasa firmando documentos y sale de su oficina a eso de las 22:00, llega a su casa a las 22:30, justo para cenar y encender el televisor para ver el noticiero, casi no habla con su esposa e hijos y cuando termina, se va a la cama a dormir, más o menos a las 00:00 y al día siguiente es lo mismo, te pregunto, ¿Cuándo puso atención en si mismo? ¿Cuándo se dio cuenta de que existía? ¿Recordará todos los estados interiores que tuvo de las 8:00 a las 00:00 o solamente los negativos? ¿Qué ocurrió en su interior todo ese tiempo? ¿Cuánta energía desgastó en situaciones vanas? ¿Estuvo realmente “vivo”?

 

La atención dirigida entonces, es aquella en la que logramos fijar nuestra atención sobre un punto de nosotros mismos o del universo, es sostenida, producto de un esfuerzo consciente con el que a su vez se logra o se crea fuerza en nuestro interior, dependiendo por supuesto de la intensidad y calidad del esfuerzo realizado, trayendo como consecuencia lógica la posibilidad de cambiar interiormente en relación con los eventos que suceden en el mundo exterior.

 

  • Pues es obvio que no, ahora que lo mencionas de esa manera, me doy cuenta que nunca ponemos atención en nosotros mismos, siempre estamos en todas partes, menos donde debemos estar, si estamos en el trabajo, ya queremos estar en casa, si estamos en el cine, ya estamos pensando que vamos a cenar y así una multitud de cosas de las cuales no nos percatamos.

 

  • Esto es así.

 

  • ¿Y los otros dos tipos de atención?

 

  • Bueno, dos de ellos ya te los expliqué, la atención cero que es inservible y el único útil, el que se refiere a la atención dirigida, el otro, el de la atención atraída, tiene mucho que ver con el morbo, entendido éste no solamente con aquello que se relaciona con cuestiones de desviación sexual, llámese pornografía o prácticas sexuales exóticas, sino como una atracción o interés, hacia acontecimientos desagradables, personas o cosas, que se genera derivado precisamente de las conexiones equivocadas que tenemos grabadas, o sea los “yoes”.

 

Te daré un ejemplo, la misma persona de la que hablamos hace un momento, el funcionario público de alto nivel, va conduciendo su auto hacia su oficina, en ese acto va en atención cero, pero de repente el vehículo que va de su lado derecho, atropella a una persona, en ese preciso instante, frena su vehículo y toda la atención que antes no existía, ahora aparece como atraída hacia el evento que acaba de presenciar, en el que aunque no me lo creas, existe el placer, el placer que le da no utilizar el cerebro (lo que sería un acto de atención dirigida) que le permitiera darse cuenta que lo que presenció no fue otra cosa más que un suceso adverso, tanto para la persona que fue responsable del atropellamiento, como para la persona atropellada.

 

Suceso en el que se regodea, viendo el cuerpo lesionado y sangrante del atropellado, oyendo sus gritos de dolor físico y la cara de compunción del responsable, imaginando lo que “hubiera pasado de sucederle a él” y calificando de “atroz”, lo que simplemente fue un accidente, en el que tanto el responsable como la víctima, al estar en estado de atención cero, ninguno se fijó en el otro y como consecuencia, sobrevino el accidente.

 

Otro ejemplo de atracción atraída y tal vez, el más frecuente y típico, es de la gente que ve la televisión con asiduidad, en estado de atención atraída, se pierde y se olvida de sí misma, es decir, se prende la tele y se apaga el cerebro, pues no tiene en que trabajar, no existe una carga, el ser humano siempre busca aquello que no le produzca carga o trabajo psicológico, es decir, evita a toda costa razonar y lo más grave es que lo hace aún cuando se trata de su propia existencia.

 

El hombre vive hipnotizado, sumido en un letargo de auténtica muerte, por cuanto hace a las verdaderas posibilidades que tiene para crecer y evolucionar, esto pues divide a la humanidad en dos círculos: el de los muertos o dormidos y el de los vivos o despiertos, siendo por supuesto el primero de ellos el más numeroso, hablemos de aproximadamente el 98% de la población mundial y del otro 2%, es muy poco lo que se puede decir, pues en la mayoría de los casos, estos pasan desapercibidos y se llegan a confundir entre las grandes masas, solo unos cuantos han dado la cara y han transmitido el mensaje de la verdad públicamente, entre ellos tenemos por supuesto a Buda, Pitágoras, Confucio, Jesús y otros más cuya trascendencia histórica ha sido menor, como Gurdjieff u Ouspensky, pero que se constituyen como las mentes maestras que han dejado claves para que la gente despierte.

 

  • Creo que ya me va quedando muy claro, pero ¿Cómo es posible entonces lograr que la gente común y corriente o los dormidos como tú les dices, tengan acercamiento con ese conocimiento que los puede despertar? ¿Cómo hacer la observación de sí?

 

  • Su propio nivel de ser, es decir, la frecuencia vibratoria de su esencia, es la que los llevará tarde o temprano a buscar ese conocimiento, pues existirá un “vacío interior”, ya no se satisfacerán con lo que la vida les ofrece, formándose algo que se llama centro magnético.

 

En el hombre tal y como lo conocemos, la falsa personalidad que mencioné toma el papel de decir “yo”, “yo esto”, “yo lo otro” y así en una cadena interminable de “yoes”, pero una vez que se presenta ese “vacío interior”, el centro magnético empieza a crecer en él. Esto lo puede denominar como “intereses especiales”, “ideales” “gusto por lo oculto” y muchas otras cosas más por el estilo, que hace que empiece a inclinar más por lo espiritual que por lo material.

 

Cada uno de estos “yoes” para poder manifestarse, requieren forzosamente del funcionamiento de tres centros, el intelectual, el emocional y el motor, conformándose lo que se llama “tríada”.

 

Esto es así más o menos, el centro intelectual “piensa” en relación con una impresión entrante, por ejemplo un helado de chocolate, formándose lo que se llama pantalla mental del helado de chocolate, la emocional recibe la información del centro intelectual y “siente” el deseo de comer ese helado de chocolate para gozar de la emoción que le proporciona y el centro motor mueve al cuerpo físico hacia la nevería para comprar el helado de chocolate. Así es como se mueven todos y cada uno de los “yoes” que conforman la falsa personalidad, sea de ira, de tristeza, de alegría, de ansiedad, de angustia, etcétera, etcétera.

 

La observación de sí, es el acto consciente mediante el cual es posible detectar esos movimientos y anularlos a través de la desactivación de uno de los centros, por ejemplo, relajando el cuerpo se inactiva al centro motor y se desintegra por completo al “yo” que quiere comer helado, al encontrar que no tiene fundamento, obteniéndose como resultado inmediato de ello la paz que le es inherente al Espíritu, en el que de forma simultánea se es consciente de sí mismo y del entorno que nos rodea, es en otras palabras, un chispazo de conciencia, esto se debe a que la vida nos tiene atrapados, hipnotizados y no nos permite darnos cuenta de nuestros estados interiores, estamos fuera de sí.

 

Ahora te digo, que percibas el sabor del café que estás tomando y a la vez de que lo haces me estás escuchando. ¿Lo notas? Ahora te das cuenta de que estabas tomando café, antes lo hacías de forma automática, mecánica; con la observación de sí sales del mundo de los “muertos” para entrar al mundo de los “vivos”, es decir, sales del mundo de los que no saben que existen, para entrar al de los que si saben que existen.

 

Ahora bien, para observar se requieren de dos elementos fundamentales: un objeto que ha de ser observado y un observador, entonces si lo que se observa es al centro motor que pertenece al cuerpo físico, para relajarlo, la pregunta lógica sería ¿Qué o quién es el que observa, si lo que estamos observando es al cuerpo físico? Es evidente aquí pues que quién observa es el Espíritu y logra ordenar con su voluntad al cuerpo que ocupa, a través del cerebro, que se relaje, desactivando por completo a ese “yo” de la falsa personalidad, comprobándose de forma contundente lo que realmente somos: Espíritus contenidos en una forma de vida, llamada Homo Sapiens sapiens.

 

Aquí te hablo únicamente de un proceso de observación de sí sencillo, pues el objetivo es poder llegar al grado de observar a los tres centros, intelectual, emocional y motor, de forma simultánea, clasificando ya a los “yoes” de distinta manera y ubicándolos en el centro al cual pertenecen, así habrá “yoes” intelectuales, emocionales y motores.

 

Con este movimiento de observación de sí se obtiene además, libertad interior, al ser este un acto por completo libre de la influencia del mundo exterior, pues lo que se observa es el mundo interior, el mundo de la psicología de cada uno de nosotros, comienzas ya a “conocerte a ti mismo” y por ende a ser un ser responsable de tus estados interiores.

 

Con la práctica constante de la observación de sí, te podrías percatar de lo que te dije, que no somos UNO, sino una multitud de entidades psicológicas, o sea los “yoes” que dicen ser “Yo” a cada instante y que se mueven cada vez que la vida las activa, es decir, códigos de redes neuronales que hablan por ti, que deciden por ti, que sufren por ti, que te hacen pensar y te hacen creer que son tú, por eso son capaces de decir “Yo”.

 

Si este centro magnético se encuentra formado y el hombre puede encontrar una escuela en la que le enseñen como trabajar interiormente, lo deberá hacer de forma inmediata en contra de la falsa personalidad, con la finalidad de vencer al “yo imaginario” y empezar a crear en él un “yo permanente”.

 

Cuan más largos sean los períodos en que se trabaja contra la falsa personalidad, el centro magnético, que no es otra cosa que un grupo de “yoes” de “buena calidad”, por llamarlos de algún modo, conforman lo que se llama “mayordomo delegado” y se le llama así porque serán un grupo de “yoes” que ya estarán al servicio de la esencia. Este mayordomo adquirirá poder sobre la falsa personalidad y discriminará ya entre los “yoes útiles” y los “yoes inútiles”, iniciando en proceso de depuración en el cerebro, mediante la eliminación de esas conexiones equivocadas, restándole poder, dejando prevalecer solamente las conexiones correctas y necesarias para el crecimiento de la esencia.

 

Mientras más tiempo trabaje, la esencia se tornará más activa y por tanto la falsa personalidad será más pasiva, empezándose a formar en él ya el “yo permanente”.

 

El centro magnético es entonces lo que los empieza a atraer hacia lo esotérico, lo realmente esotérico, no la bola de charlatanerías que se conocen hoy día, nada de veladoras, horóscopos, pirámides, ángeles, metafísica y otras, que si bien es cierto son pasos a veces necesarios y previos al acceso del verdadero conocimiento esotérico,  lo único que hacen es sumir más a la gente en el sueño, pues se mueven en el pensamiento mágico o imaginario, o yo te preguntaría ¿Sinceramente crees que una veladora, pueda contribuir a que consigas empleo, si es que lo perdiste?

 

  • ¡Claro que no! Eso es algo total y completamente ilógico, pues es evidente que quien se encuentra en ese caso, enciende la veladora y sale a buscar empleo y si por casualidad lo encuentra el día que la prendió, la sugestión hace presa de la persona y le atribuye a la veladora el “milagrito”, no, esas son puras tonterías.

 

  • ¿Lo puedes observar ahora con mayor claridad?

 

  • Si, Emanuel y aunque a mis “yoes” les duela decirlo, tienes toda la razón.
  • Si, Sara, la verdad es incómoda para los dormidos, porque los saca de su modorra.

 

  • Bueno Emanuel, por lo que respecta a Lázaro, no nos queda otra que esperar, esperar a que llegue a esa frontera de la cual me has hablado, a la que con tu ayuda y tu guía pretendo arribar yo algún día también.

 

  • Así es, por el momento no hay otro camino, esperar y estar atentos a lo que suceda.
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