CUENTO DE UN LOCO- COLOFÓN EXPLICATIVO (ALFREDO DE SANJUAN)

COLOFÓN EXPLICATIVOCUENTO DE UN LOCO-ALFREDO DE SANJUAN

 

Todos los seres humanos, en todas las épocas y durante su existencia responsable siempre se han visto impelidos a buscar una explicación que les permita conocer las leyes que rigen el universo y tal vez lo más importante, su origen, la razón de su existencia y paso por este planeta.

 

En el primero de los aspectos encontramos que la humanidad siempre ha dividido ésta búsqueda en dos grandes rubros: El mundo de lo visible y el mundo de lo invisible que conllevaría por supuesto a la respuesta de la segunda inquietud.

 

Es evidente que buscar una respuesta fácil, ya sea desde el punto de vista netamente científico, filosófico o religioso, sería a todas luces incorrecta pues nos encontraríamos ante la parcialidad de un conocimiento que desde sus particulares puntos de vista, lo haría, pero de aplicar uno solo de ellos, caeríamos en un dogmatismo en virtud de que cada uno descalifica al otro y le niega veracidad.

 

Desde la antigüedad, los sabios y los científicos han escudriñado los secretos del universo. Por ejemplo, Galileo Galilei descubrió algunos hechos acerca del movimiento de los planetas: la Tierra viaja alrededor del Sol a una velocidad aproximada de 150,000 kilómetros por segundo ¿Qué o quién es el autor de dicho movimiento? Una galaxia posee aproximadamente 100,000 millones de estrellas, casi las mismas neuronas que tiene un cerebro humano, una sinapsis se lleva a cabo a una velocidad de 360 kilómetros por segundo, la misma que requiere alcanzar una nave espacial en su punto máximo, para poder liberarse de la fuerza de gravedad de la Tierra ¿Qué o quién estableció dichas analogías? Einstein descubrió la curvatura del tiempo, la velocidad de la luz como una constante en el universo, la posible transformación de la materia en energía, su fusión, manifestación de diversas formas y confirmó que ésta no puede ser creada, o destruida, solo puede ser transformada, alcanzó a vislumbrar que el poder invariable que se encuentra implícito en la energía podría ser la imagen y semejanza del Creador, pero no pudo avanzar más en ese conocimiento ¿Qué o quién estableció esas leyes?

 

Los ateos y escépticos demandan pruebas perceptibles de la existencia de Dios, pero no se dan cuenta que en todo lo que es se encuentra implícito, todo lo que hay en el universo desde las partículas subatómicas hasta las galaxias tienen una forma.

 

Aunque ha habido variedad de creencias, ciencias y doctrinas de toda índole, siempre se ha hecho énfasis en la búsqueda de la verdad ¿Qué es lo racional de esta búsqueda? La única razón posible es que ésta es una y debe buscarse en todo y en todas las cosas.

 

Tenemos también a aquellos que se atrevieron a mencionar que Dios era uno, tal es el caso de Giordano Bruno, “El Obstinadísimo Herético”, (Quemado vivo por la Santa Inquisición en el año de 1600) quien se oponía a todas las teologías de su tiempo, pues consideraba que el universo en su infinitud, era el espejo de lo divino y el cosmos en sí mismo la manifestación de la esencia divina, Dios era la única y verdadera realidad, todo lo demás era ilusión, el ser humano es universal, cósmico.

 

En uno de sus libros y discursos Hermes, dice “Comprender a Dios es difícil, hablar de Él es imposible” o bien lo que dijo René Descartes “ Dios es aquello en cuya comparación nada puede pensarse mayor; más lo que de tal modo es, que no es posible pensar que no exista, es más verdadero que aquello de lo que puede pensarse que no exista; luego, si Dios es aquello en cuya comparación nada puede pensarse mayor, no es posible pensar que Dios no exista.”

 

Cabe recordar aquí también un aforismo de Franz Kafka: “Dios solo puede ser captado personalmente, pues todo hombre tiene su vida y su Dios, su defensor y su Dios, su defensor y su juez. Los sacerdotes y ritos son solo muletas de la desfalleciente vida del alma”, profundo y sentido pensamiento que individualiza a Dios y la vez lo universaliza, es un Dios íntimo que no necesita del boato apantallador, el rito dramatizador y la ostentación vanidosa para ser vivido y sentido.

 

La búsqueda pues debe enfocarse a encontrar en todos y cada uno de ellos, lo que yo llamaría “pequeños trozos de verdad” y que indudablemente todos tienen, aceptando que la verdad no puede ser absoluta en la medida en que desconozcamos a ciencia cierta cuales son los principios básicos que rigen al universo y por ende al ser humano.

 

Aquí es donde, tanto las religiones, como la filosofía y la ciencia, se olvidaron de un importante hecho: EL HOMBRE MISMO como la posible respuesta a todas las interrogantes antes planteadas, el interior de cada hombre, su aspecto psicológico es un campo de estudio fértil e inexplorado, pues se trata de un trabajo meramente individual que sumado al conocimiento ordinario, contribuye grandemente a desentrañar otros de los grandes enigmas ¿ Qué es en realidad un ser humano? y ¿ Cuál es en realidad el significado de su existencia?

 

Para comenzar, todo hombre tiene que entender o por lo menos tratar de entender al universo y el lugar que ocupa el ser humano en éste, formar como decía Ouspensky, “su propio modelo del universo por más imperfecto que éste sea”. Sólo quienes conocen esto, pueden acercarse a la verdad o como dijo Goethe “El Hombre se conoce a sí mismo sólo en tanto conoce el mundo; conoce al mundo dentro de sí mismo y tiene conciencia de sí sólo dentro del mundo”.

 

Tomando como base lo anterior, nos podemos percatar que el ser humano vive sumido en un sueño profundo, en una ilusión individual y colectiva, basados que lo que Roger Bacon consideró como una de las causas del error humano, refiriéndose concretamente a la pereza mental de quienes aceptan algo como verdadero, simplemente porque ha sido dicho por sus antepasados. Ejemplos tales como las guerras, desnudan la impotencia de los individuos frente los hechos que se encadenan y precipitan y aunque se esgriman diversos argumentos para explicarlos, lo que  es evidente es que todo se encuentra fuera de su control, esto es, actúan de forma mecánica, con lo efímero de sus opiniones y lo sin sentido de sus acciones, sin darse cuenta de que son la expresión manifiesta de la inteligencia de Dios sobre este planeta, dicho de otra forma ESPÍRITUS, pero esos espíritus están dormidos, “muertos” pues lo que anima al ser humano es una gran cantidad de conductas adquiridas y contradictorias entre sí, grabadas en la maravillosa computadora orgánica llamada CEREBRO, que siendo la digna casa de un espíritu y el medio primordial para su liberación, la gente no usa sino para cosas vanas, ruines y mezquinas, como lo son todos los movimientos que en su diario andar realiza ésta.

 

Es aquí donde surgen las ideas liberadoras del conocimiento contenido en el llamado Cuarto Camino donde se plantea de forma lógica y objetiva la real condición del humano, que vive perpetuamente sumido en una fantasía imaginativa y perceptiva, la que se torna más dramática si se considera que se tienen establecidas relaciones con otra multitud de dormidos, es decir, como decía Jesús “Ciegos guiados por ciegos”.

Es así, como a principios del siglo XX, George Ivanovitch Gurdjieff trajo al occidente un «nuevo» método que llamó el «Cuarto Camino» para completar la evolución personal interior, que es la única tarea que merece la pena de tomarse en serio dentro de esta existencia.

Se dice nuevo, porque derivado de sus extensos viajes al Oriente y de sus investigaciones presenta un conocimiento ancestral, que hasta ese entonces solo era conocido por unos cuantos y que de alguna u otra manera se encontraba disperso en un mar de documentos, símbolos y personas que ya lo habían difundido con antelación pero que debido a la deformación provocada por la forma de transmitirse, no había llegado al común de la gente en su forma original y mucho menos con las intenciones de quienes en su momento lo comunicaron.

Sin llegar a ser realmente importante la denominación que se le pueda dar a este conocimiento, que tiene su razón de ser, cobra vital importancia que Gurdjieff lo difunde como un todo orgánico, en el que cualquiera de sus partes, no puede ser comprendida sin la otra, basado principalmente en la auto observación u observación de sí, como la única vía o camino posible que el hombre puede recorrer para lograr su evolución.

A esta tarea se suma Piotr Demianov Ouspensky, científico ruso que previamente ya había incursionado en lo que él llamó “la búsqueda de lo milagroso”, concibiendo que la existencia del hombre no podía ser reducida a su simple paso por el planeta, que su vida debería tener un verdadero significado y que si lo había, debería encontrarse en lo que él llamaba conocimiento esotérico, mismo que de alguna manera estableciera la forma de lograr la posible evolución del hombre en algo superior a sí mismo y que para ello era imposible que un hombre solitario lo lograra, deberían existir escuelas y guías para ello.

Después de haber realizado por sí mismo viajes al Oriente, Ouspensky escribe varios libros y dicta algunas conferencias sobre sus experiencias, hallazgos y teorías científicas sobre la posible evolución del hombre y es en esos precisos momentos cuando conoce a Gurdjieff y al percatarse de que él había encontrado las “fuentes” del conocimiento que él había previamente buscado, se convierte en uno de sus principales discípulos, no obstante que después se separan por diferencias de índole personal que llevan a ambos personajes por rumbos diferentes, nunca dejaron de permanecer en contacto frecuente, convirtiéndose Ouspensky en el primero y más fiel transmisor del conocimiento difundido por Gurdjieff en su forma original.

Surgen también después otros discípulos de Gurdjieff, de los cuales tal vez el que menos distorsiona la enseñanza y la enriquece es Maurice Nicoll, quien con sus libros hace una magistral interpretación de los Evangelios, desnudando por vez primera el profundo significado psicológico de las enseñazas de Jesús de Nazareth y de las que Gurdjieff y Ouspensky impartieron.

Después de las muertes de Gurdjieff y Ouspensky y hasta nuestros días, comienzan a surgir alrededor del mundo, una multitud de “escuelas”, que se arrogan ser las transmisoras fieles de este importante conocimiento, las que en su mayoría no lo hacen con la debida fidelidad, toda vez que como suele ocurrir en estos casos, se alejan notablemente de las fuentes que la dan origen.

Por ello el buscador, se encuentra ante la difícil situación de encontrar una “escuela correcta” y no una “imitativa”, parafraseando lo dicho por Ouspensky, un maestro y un guía verdadero y no la serie de charlatanes que pululan y una vez que lo halla, determinar que tan fiel en su enseñanza con base en las fuentes originales del mismo.

Una vez encontrada la guía adecuada, el inicio en el camino suele ser doloroso, tal como un parto, de donde derivará un renacimiento, un renacimiento a la vida, despertar ante un mundo maravilloso en el cual, por primera vez en la vida nos percatamos, individualmente por supuesto, de que existimos.

Así pues las excepcionales enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky, tienen sus orígenes muy arraigados en el mundo antiguo. Fue el primer conocimiento aplicado por el hombre, y sin embargo, en esa época, no puede ser considerada bajo ningún aspecto como una religión.

Cuando se examina la historia de la humanidad en este planeta, la apariencia misma de la palabra «religión», forma una línea equivocada de conceptualización, entre una época de una comunicación sin adornos con las fuerzas superiores y no la ritualizada seudo-espiritual histeria y represión, que tiene sus raíces en las aplastantes necesidades económicas de la civilización humana, por lo que resulta conveniente no denominarle más que trabajo o conocimiento.

Antes de esta época, no había escuelas en sí, las habilidades fueron pasadas oralmente y prácticamente, de generación a generación, de padre a hijo. Por supuesto, alguien que fuera un candidato para el conocimiento, tenía que ser sometido a un cierto grado de disciplina. Pero, lo importante era que, puesto que las disciplinas mentales y emocionales ya formaban una parte muy importante de la vida cotidiana tribal, cualquier disciplina fuera de lo normal solía tener que ver sólo con temas físicos, siguiendo las pautas del típico faquir de la India, por ejemplo. Y esto ha causado el gran cambio en la presentación. La total ausencia de tales disciplinas, tanto mentales como emocionales, del mundo moderno. Esto requiere que sean re-introducidas artificialmente a cualquiera que aspire a ser un candidato para el conocimiento. Así, todo lo que pertenecía a la formación de candidatos para el conocimiento tenía que ser cada vez más formalizado, y por esto, se crearon «escuelas».

En términos prácticos, esto significa que en la sociedad moderna, partimos de bajo cero. El tercer estado de la conciencia, es decir, el estado de la íntima recordación de sí mismo, de la presencia de nuestra presencia en el presente, es el punto de partida normal para la evolución voluntaria y el trabajo práctico sobre uno mismo. Si la civilización estuviera a la altura de su nombre, podríamos empezar desde este estado.

Sus primeras manifestaciones las vemos con, Lao Tse, Sidharta Gautama o Buda, seguidas por la tradición hermética, la griega con los misterios de Orfeo y Eleusis, Pitágoras, la judaica, el yoga, con todas sus disciplinas y por supuesto con Jesús.

Una de las innovaciones durante el periodo Achaemenid del Imperio Babilonio, por supuesto debido a los varios cambios culturales y sus efectos en los seres de esa época, fue la introducción de ejercicios mentales-psicológicos en grandes y complicadas dosis. Siendo la idea, la introducción de una artificial sobrecarga mental y así mantener tan ocupado el cerebro, para que los procesos ordinarios de pensamiento asociativo y lineal fueran imposibles.

Muchos de los maestros sumerios acabaron siendo esclavizados por los babilonios, por los sirios, por los caldeos y por las otras tribus agresivas de la zona. También acabaron en colonias sumerias e incluso en el norte hasta incluso Gran Bretaña e Irlanda. Estas enseñanzas también encontraron una manera de entrar en Egipto.

Más tarde, estos profundos conocimientos, que poseían tanto los sumerios como los babilonios, formaron el cuerpo principal del Sufismo clásico. Se suele identificar el Sufismo con el Islam, y se cree que tiene allí sus orígenes, pero el Sufismo, en realidad, precede al Islam en miles de años. El Sufismo contiene una buena parte del conocimiento del Cuarto Camino, que normalmente no ha sido reconocido fuera de su forma islámica, pero para hacer esta separación ahora mismo, el Islam, como cualquier otra organización o ente religioso organizado, sólo existe para el beneficio de la existencia continua de la organización misma. Fue en el siglo VI, cuando fue introducida en el Kurdistán, un sitio al que antiguamente llamaron la Provincia de Saramoung, una de las ideas principales, la que forma la base de todo el trabajo sobre uno mismo, el ejercicio iniciador de todas las escuelas modernas.

Durante muchas épocas, el conocimiento ha demostrado que no es algo ni estable ni repetitivo; ha cambiado constantemente, y se ha mostrado en varias formas, aunque la naturaleza, los principios fundamentales, nunca han cambiado. Tristemente, siempre habrá los neófitos, que caen en la trampa de lo convencional y consagrarán toda su vida de trabajo a las formas muertas del pasado.

Gurdjieff es un maestro que ha tenido el máximo de publicidad en occidente durante los últimos cincuenta años. Lo que tenemos que tomar en cuenta, es que antes de Gurdjieff, existían maestros competentes, y que después de su muerte, siguen existiendo, tanto escuelas como maestros. El reto siempre ha sido identificarlos.

Sabemos que dentro del cuerpo biológico humano existe, pasiva y silenciosamente, un ser más profundo que tiene el potencial para la continuación. Esta idea, nos lleva hacia el campo de los místicos y guías de todas las tradiciones desarrollando el concepto de que la continuación del ser más profundo depende de lograr su transformación mediante el uso especial del cuerpo-máquina durante una vida humana. Sólo esta específica transformación, conseguida a través de esfuerzos exactos, puede brindarnos la auténtica liberación de la compulsiva atracción por la vida orgánica. La tarea de establecerlo lógica e intelectualmente corresponde a los escritores contemporáneos de fenomenología y psicología.

El verdadero conocimiento radica en el «cómo» más que en el «por qué». El uso de la máquina biológica humana como un arma contra sí misma, al activar sus funciones superiores transformativas, es una ciencia exacta, y lo que se requiere es un manual, un juego de herramientas para llevar a cabo esta tarea. De ninguna manera es una tarea imposible, ni la estrategia particularmente compleja.

Por otro lado, es un camino formidable a seguir, precisamente por su eficacia. Sugiere incursiones estilo comando sobre el condicionamiento hipnótico y las restricciones de la vida ordinaria, que el cuerpo por supuesto, resistirá con toda su astucia y “obstinada voluntad”. Lo que el discípulo necesita más que justificaciones filosóficas, son «recursos para el campo de batalla» -o sea, alternativas comprobadas en batalla para la supervivencia detrás de las líneas enemigas

El Cuarto Camino constituye un método claro, lógico, objetivo, conciso y comprensible para obtener resultados reales y duraderos, cualesquiera que sean las condiciones de vida en que nos encontremos en este momento. Es una exposición moderna de unas ideas que han existido fuera de la corriente principal del conocimiento durante milenios, en vehículos tales como la transmisión oral del chamanismo y los tratados herméticos de los alquimistas medievales. Claro está que tiene raíces en lo esotérico y en la psicología, que Ouspensky acertadamente denominó “de la posible evolución del hombre”; pero incluso lo más esotérico, si no se funde en lo práctico, se queda en el dogma, filosofía o en el mejor de los casos en una simple y absurda creencia. El conocimiento hace un puente entre lo esotérico y lo práctico con la convicción de que la comprensión de las cosas llega solo través de la experiencia personal, de los esfuerzos permanentes y constantes.

Para Gurdjieff, el hombre es un ser plural: » No hay tal yo – decía -, o más bien hay cientos, miles de pequeños ‘ yoes ‘ en cada uno de nosotros. Estamos divididos interiormente, pero no podemos reconocer la pluralidad de nuestro ser, sino a través de la observación y el estudio.

 

En cierto momento es un ‘ yo ‘ el que actúa, al momento siguiente es otro ‘ yo ‘. No funcionamos armoniosamente debido a que nuestros múltiples ‘ yoes ‘ son contradictorios.

 

Al nacer, el niño es «esencia», un ser puro con posibilidades evolutivas claras. Pero a medida que crece, pierde su  “particularidad» a causa de las experiencias que el mundo va imprimiendo en su cerebro. Se va formando la personalidad, nuestra máscara o revestimiento social, que ahoga a la esencia. Aunque indispensable, la personalidad es, en la mayoría de los casos, una serie de prejuicios, posturas, sueños, modos de manipulación y neurosis, «alineados respecto de la esencia de manera arbitraria». Invadido por la legión de ‘ yoes ‘, no le permite al hombre la posibilidad de desarrollar su verdadero ser.

La observación de sí y el recuerdo de sí.

 

La «atención», la «observación de sí » y el «recuerdo de sí mismo», permiten al hombre liberarse de las identificaciones e imaginaciones que lo mantienen sumido en un «estado de sueño hipnótico». Sólo un hombre en el más alto estado de ser es un hombre completo. Todos los otros son meras fracciones de hombre. La ayuda exterior necesaria vendrá de las personas más antiguas en el conocimiento, es decir, los verdaderos Maestros. Los puntos básicos de partida en la observación de sí son:

 

1) Que no somos uno.

2) Que no tenemos control sobre nosotros mismos. No controlamos nuestro propio

mecanismo.
3) No nos recordamos a nosotros mismos. Si digo: ‘Yo estoy leyendo un libro’ y no me doy cuenta de que ‘yo’ estoy leyendo, eso es una cosa, pero cuando estoy consciente que ‘yo’ estoy leyendo, eso es recuerdo de sí».

 

Sin embargo el estado de recuerdo de sí, no llega sino después de un largo y arduo trabajo interior, de permanente observación de sí, es la inversión de los polos entre la hipnosis de la vida y la real y verdadera existencia de la esencia.

 

Los centros de la máquina

 

El hombre es una compleja máquina que » ingiere impresiones y excreta conductas » y se alimenta de comida, aire e impresiones sensibles para impulsar cinco «cerebros» o «centros» que actúan en forma independiente: intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual. Cada uno cumple sus funciones sin considerar a los otros, por lo cual la maquina humana inconsciente es ineficiente y esta atrapada en la «mecanicidad».

 

Cabe recordar lo que a este respecto dijo Leonardo Da Vinci, en la introducción de su libro de anatomía: “El ser humano tal y como lo conocemos, solo es un animal que ingiere alimentos y produce excremento y que una vez muerto, no tiene posibilidad alguna de dejar de ser eso, un muerto”.

 

Los tres centros básicos (intelectual, emocional y motor) determinan la tipología del ser humano sin desarrollo de conciencia, según cual de ellos es dominante en cada persona: «Hombre número uno», motor; «Hombre número dos», emocional; «Hombre numero tres», intelectual. Aunque creemos que tenemos una sola «mente», en realidad cada uno de los centros tiene una propia.

 

Y esta categorización se hace compleja debido a que, a su vez, cada uno de los centros tiene sus propias divisiones.

 

La debida «atención», lograda con esfuerzo y voluntad, nos permite darnos cuenta en que centro estamos funcionando y emprender el camino del desarrollo armónico y simultáneo de cuerpo, emoción e intelecto.

 

La «detención interior» de pensamientos es uno de los ejercicios para el «recuerdo de sí» que lleva a la comprensión de este proceso.

Estados de conciencia

 

Para explicar qué es un ser más elevado, Gurdjieff habló de diferentes etapas que puede vivir un ser humano: «Hay varios estados de conciencia:

 

1)El sueño, en el cual nuestra maquina sigue funcionando a presión muy baja.
2)El estado despierto, en el cual estamos en este momento.
Estos dos estados son los únicos que conoce el hombre

corriente.
3)Lo que se llama conciencia de sí. Es el momento en que un hombre se da cuenta tanto de sí mismo, como de su máquina. Lo tenemos por destellos, pero solamente por destellos. Hay momentos en los que se da cuenta usted no sólo de lo que está haciendo sino también de usted mismo haciéndolo. Usted puede ver tanto el ‘yo’ como el aquí de ‘yo estoy aquí’, tanto el enojo como el ‘yo’ que está enojado. Llame a esto recuerdo de sí, si gusta.

 

Ahora, cuando una persona se da cuenta completa y constantemente del ‘yo’ y de lo que esta haciendo, y de cuál ‘yo’ se trata, usted se vuelve consciente de sí mismo. La conciencia de sí es el tercer estado.

 

Este es un punto cumbre, ya que sólo a partir de este tercer estado el hombre es capaz de desarrollar su esencia y llegar a ser un hombre N° 4, equilibrado y cabal. Entonces tendrá la posibilidad de evolucionar a estados superiores de la conciencia (hombres del N° 5 al 7), para cumplir con los destinos superiores de la evolución, a través del acceso a un estado llamado «Conciencia Objetiva».

 

Es por ello que sin el conocimiento, la historia sólo puede verse como una maraña amorfa y cíclica, una ilusión colectiva con tendencia a repetirse una y otra vez invariablemente.

 

Para que el hombre cambie, es necesario que algunos humanos despierten de ese letargo y despertar, significa darse cuenta de todo aquello que hemos adquirido( Conciencia adquirida) por imitación o por presión social y hemos asumido como propio a lo largo de la vida ¿Qué es nuestro y que no lo es? La Personalidad y la Falsa Personalidad, han ocultado al espíritu singular de cada ser.

 

Como un dato curioso y como ejemplo para que se comprenda mejor de lo que se habla, recuerdo algunas palabras sobre el tema de la infidelidad dichas por alguien muy culto, con una posición económica estable, con un buen trabajo y muy correcto en su forma de conducirse con el sexo opuesto, “La infidelidad en el ser humano es lo más natural que existe, pues la monotonía aburre a la larga y siempre se busca la novedad y que tarde o temprano se presenta en una relación, esto al tiempo, junto con los celos, es lo que dan al traste con cualquier relación de pareja, por lo que si esto sucede tienes que valorar el amor y si en ello se perdió a la pareja, luchar por recuperarla a toda costa, sin perder jamás la esperanza de que ello ocurra y por lo que hace a los celos quien no los tiene y no sufre es que no ama” y no solo eso, sino que se ufanaba de ser sincero y honesto al decirle a su pareja con lo que se había comprometido en matrimonio que eso podría ocurrir, como en tono de advertencia y que por que la amaba, se lo decía.

 

Esta opinión, además de ser uno de los absurdos más grandes que existen, solo puede ser el pensamiento no solo de una persona egoísta, sino más grave aun de alguien que está completamente muerto, muerto en el sentido espiritual, alguien que en cualquier relación humana sólo busca satisfacer sus más profundos, oscuros y mezquinos intereses y que todo lo que llegue a hacer, aunque no se percate de ello, lo hace por conveniencia propia, buscando una retribución material, porque no puede ser de otra forma, por los actos “bondadosos”, “generosos”, “sinceros”, “incondicionales”, “honestos”, “con buena educación y culto”, que realice por otra persona, demostrando el terror interior que posee, pues al no hacerlo así sería tachado por la sociedad, no sería aceptado dejando ver el fariseo que todos llevamos dentro, que vive solo de las apariencias, pues no conoce su significado de vida y carece del más mínimo razonamiento lógico y objetivo, triste para alguien que posee una de las más grandes creaciones que existen sobre el universo: El cerebro humano.

 

Este estado de muerte, es el que conduce tarde o temprano al conocimiento que brinda la oportunidad de saber que rayos venimos a hacer en este planeta, conocer las leyes que rigen el universo y cual es el papel que juega el hombre en tan grandiosa creación, convencernos de la existencia de Dios y de la grandiosidad de la posible evolución de lo que somos en realidad, percatarnos de todos los engaños, mentiras y todas la grabaciones que tenemos, que al paso del tiempo lograra que nos aborrezcamos a nosotros mismos,  a comprender sí, a quienes piensan y actúan de otra forma, pero también conforme se avanza en el trabajo interior, a dejar de respirar ese alimento tan dañino que el común denominador de las personas comen y darse cuenta que al final de cuentas uno está solo, la lucha es individual y que, por citar otro ejemplo, los amigos como tales, en su sentido más verdadero es muy difícil de tenerlos, pues a lo más que se llega es solo a una comunión de intereses egoístas en busca de la autosatisfacción vanidosa, el halago artificial y mezquino, buscando siempre la aceptación de los demás, que nos recuerden que le importamos a todos, pero sin darnos cuenta que no nos importamos nosotros mismos.

 

No en balde, Jesús mismo dijo “Dejad que los muertos, entierren a sus muertos.”

 

Este desconocimiento, ignorancia e irresponsabilidad para con nosotros, lleva consigo la irresponsabilidad para con los demás, sumidos siempre en el mar de las críticas, las admiraciones, la intolerancia y los prejuicios, que solo existen como fantasmas subjetivos en nuestra propia psicología.

 

Reconocer que nuestro mejor amigo y nuestro peor enemigo, somos nosotros mismos y que toda nuestra vida siempre actuamos de forma mecánica, egoísta y vana, es el primer paso en el camino hacia la verdad.

 

Si, el primer paso de un camino desconocido y estrecho, el camino del conocimiento de uno mismo, de la búsqueda de la conciencia de sí, de la verdad, que trae como una de sus consecuencias el encuentro del amor y la felicidad, de las vislumbres del amor y felicidad reales y verdaderas, en el que alegre y regocijado por existir, convencido del significado de vida, con paz y con tranquilidad interior, es posible amar, con libertad plena de sentir ese amor que solo le pertenece a uno, derrochándolo sin medida, restricción egoísta y vana alguna.

 

Conocer nuestra condición y darnos cuenta de nuestra nulidad, es el principio para empezar a SER en la UNIDAD y no en la diversidad de múltiples pensamientos y opiniones contradictorias, adquiridas en el transcurso de nuestras vidas, lo que en la condición actual nos confirma que solo somos máquinas, esclavas de la vida y del mundo exterior, muertos vivientes, pues la vida orgánica, es solo eso, vida orgánica y animada, pero la vida espiritual, nuestra verdadera vida, lo que realmente SOMOS no se manifiesta, actuamos con base a los impulsos que nos dicta la vida y los eventos exteriores.

 

Ese convencimiento sobre la nulidad del hombre deviene del conocimiento del universo mismo, tomando como base que la Creación está organizada en niveles dimensionales. A partir de Dios, la escala desciende y cada escalón descendente aparece condicionado por determinadas leyes.

 

Obvio es que la existencia humana depende de esa cadena Creativa que nace en lo más vasto y quizá acabe, si es que acaba, en lo infinitesimal. Es una partícula dentro de un orden más grande y depende por completo de él.

 

La Tierra y la vida orgánica, están situadas en una zona muy densa de la estructura universal, a una vibración distinta de la voluntad luminosa del Absoluto.

 

Todo sucede, nadie hace nada: ideas (pantallas mentales) deseos y emociones, se alternan sin ton ni son en la vida de un ser humano.

 

Suspendidos entre el condicionamiento del pasado y la promesa perpetua del mañana, NADIE  ESTA AQUÍ Y AHORA, OBSERVÁNDOSE A SÍ MISMO, la gente está dormida y es lanzada al mundo irreflexiblemente.

 

El trabajo pues de la observación de sí, descubre en forma paulatina la verdadera condición del Ser, como espíritu y comprender a su vez la realidad exterior.

 

Así, el hombre mecánico (dormido), con sus agregados contradictorios, personalidad y falsa personalidad, no tiene esperanza alguna. Se disgregará en energía psíquica y servirá de alimento o material para otras estructuras del universo. La economía cósmica no desperdicia nada.

 

En la naturaleza hay alimento para todos. La energía psíquica no escapa a esta Ley.

 

Vale citar aquí lo dicho por Jesús en el Libro Secreto de Tomás, uno de los textos de Nag Hammadi (Cap. 7:1, 2, 3, 4 y 16):

 

“ ¡Ay de vosotros, gente sin Dios

que no tenéis esperanza,

que os aferráis a lo que nunca ocurrirá.”

 

¡Ay de vosotros,

que tenéis esperanza en la carne,

y en la prisión que perecerá!

 

¿Cuánto tiempo dormiréis? ¿O creéis que lo que juzgáis imperecedero no perecerá? Basáis vuestra esperanza en el mundo, y vuestro dios es esta vida. ¡Estáis destruyendo vuestras almas!”

“¡Vuestra luz ha sido escondida dentro de una nube oscura,

os habéis encariñado con la ropa inmunda que vestís,

y os habéis aferrado a una esperanza que no es esperanza!

 

El universo visible es solo la apariencia de una mente colosal y alumbrado por la luz de la conciencia, pero esta luz no llega a todos con la misma intensidad.

La muerte física de un hombre mecánico, consiste en sumirse en la recurrencia y el olvido, o sea, un círculo de eterno retorno, no tienen opción y vuelve sin conciencia y para evitar esto la realidad mundana tiene que ser superada.

El espíritu no se desarrollará y habrá de repetirse en ciclos incontables hasta que disuelva definitivamente la mecánica ad infinitum de los ciclos de muerte-nacimiento-muerte.

Este ciclo de recurrencia es que quienes cruzan el umbral de la muerte recorren el túnel vaginal que los conduce a la luz (así como salimos, así tenemos que volver: puros), pero esto sólo para regresar inconscientemente y con el olvido a la vida de nuevo, hasta que por el desarrollo de la conciencia, el espíritu logre liberarse.

Descifrar todos aquellos simbolismos plasmados en los libros Herméticos, en los Misterios Griegos de Orfeo y Eleusis en los Evangelios, en el Corán, la Torá y otros que han llamado “apócrifos” por citar solo algunos textos, es algo que verdaderamente llena de regocijo.

El trabajo que el ser humano debe realizar es sobrehumano, por que es un esfuerzo que va más allá de la vida, por encontrarse con un conocimiento fuera de la vida misma, debiendo rebasarse las capacidades orgánicas del cuerpo físico y sin embargo, posible.

Los requisitos básicos para ello, ya han sido descritos en los cuentos que anteceden.

Por otro lado será labor adicional del buscador, encontrar cada cual por si mismo la escuela que considere correcta, debiendo cuidar que el conocimiento que se imparta en ella, sea fiel y no se desvíe de las fuentes originales del conocimiento aquí brevemente descrito.

La tarea pues, como podrá verse es ardua, pero ante la inmensidad de la alegría, tranquilidad, paz y luz interior que proporciona saberse espíritu y crecer como tal, bien lo vale.

 

“Si yo pudiera unirme

a un vuelo de palomas

y atravesando lomas

dejar mi pueblo atrás,

juró por lo que fui

que me iría de aquí…

Pero los muertos están en cautiverio

y no nos dejan salir del cementerio”

Fragmento de la canción “Pueblo Blanco” de Joan Manuel Serrat, de su álbum “Mediterráneo”.

ALFREDO DE SANJUAN

 

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