La vida en la ciudad transcurría en aparente tranquilidad, ese tipo de tranquilidad que parece anunciar que se avecina un tormenta de grandes magnitudes, de esas que llaman los marineros “calmas chichas”, pues las cosas tanto en el país como en el mundo no andaban nada bien, con una guerra mundial en puerta, desasosiegos en todas partes del orbe debido a la tremenda desigualdad social existente, hambre, impotencia en la investigación de la cura de algunas enfermedades, pugnas en todas partes por el poderío político y económico, extensión sin medida del fomento y explotación del morbo humano, controversias en torno a la posible clonación humana, divergencias religiosas, que aunque no son nada nuevas en la historia del ser humano cabe recalcarlas, pues a pesar del supuesto progreso de la humanidad, este solo se veía reflejado desde el punto de vista tecnológico y científico, pues por lo que hace a los demás aspectos no se denotaba avance alguno, solo eran los tiempos diferentes, pero como bien dice el Libro del Eclesiastés, no hay nada nuevo bajo el sol o como lo decía Heráclito, todo es un ciclo de eterno retorno.
Todo esto, trayendo como consecuencia lógica un incremento en el rencor y el resentimiento que la gente sentía por muchas y muy diversas causas, rencor y resentimiento que solo esperaba el momento oportuno para ser liberado, una escala vibratoria planetaria que parecía indicar que el ser humano como especie dominante sobre la Tierra, estaba llegando a su fin.
En este estado de cosas se encontraba el mundo, en particular la ciudad en donde tuvieron verificativo los eventos que estoy por narrar, que como cualquier otra gran metrópoli del mundo constaba de todos aquellos elementos e influencias exteriores necesarias para mantener al hombre perfectamente hipnotizado, sumido en un sueño mortal, pletórico de ilusión, de cosas mundanas y vanas, que desgraciadamente son consideradas como indispensables para vivir “feliz, en paz y con tranquilidad”.
Así pues, como ya se dijo la atención mundial se hallaba dirigida a la guerra iniciada por el país más poderoso de la Tierra en contra de otro más pequeño, argumentando justificaciones por completo carentes de razón, pues como siempre ha sido la historia de la humanidad solo operó la Ley del más Fuerte, como una muestra más del deseo y único fin por el que se han movido todos los seres humanos: el poder y todos los oscuros, ruines y mezquinos intereses que esto trae consigo.
La vida, la información y toda la gente no hablaba de otra cosa que no fuera la guerra, pero solo un pequeño y reducidísimo grupo de personas que se encontraban en búsqueda de algo más allá de lo netamente mundano y material, podían comprender los eventos que ocurrían y en consecuencia no se encontraban inmersos en ese torbellino de impresiones que formaban una nube gris que cubría al planeta entero, liberándose hasta cierto punto de esa hipnosis.
Esta clase de hipnosis en la que la gente se hallaba sumergida, parecía no haber sido notada por nadie, sin embargo, desde tiempos ancestrales hubo seres humanos que habiéndose percatado del estado de la humanidad, mandaron sendos mensajes a ésta con la finalidad de que despertaran de ese letargo letal que los mantenía y los mantiene dormidos, sin posibilidad alguna de que estos evolucionen.
Seres que dejaron sus mensajes plasmados en enseñanzas simbólicas, que solamente pocos han logrado descifrar y todavía menos aquellos que las han transmitido, pero no obstante ello, siempre hubo un resquicio en la humanidad por la que esa luz pasó de una generación a otra.
Sabiduría aparentemente restringida, que solo estaba reservada para unos cuantos y se dice aparentemente restringida porque en realidad nunca lo ha estado, es solo que ésta no llega a ser del dominio general por dos principales causas, la gente no la quiere o no la necesita.
En el primero de los casos, la gente no la quiere por tratarse de un conocimiento rudo y drástico por cuanto tiende a decir la verdad de las cosas, situación que no es agradable y en segundo término no la necesita porque su estado evolutivo interior aun no ha llegado al grado indispensable para que reciba el conocimiento y en cualquiera de estos dos casos que esto llegare a ocurrir, los efectos pudieran ser contrarios a la esencia del conocimiento mismo y en extremos, transformar a la persona en alguien que solo pretende usar éste para satisfacer sus ruines y mezquinos intereses mundanos y por ende, en alguien sumamente peligroso para su entorno, pero esencialmente peligroso para sí mismo y para su propia evolución, quienes de alguna u otra forma serán objeto de las propias fuerzas que desataron, bajo las indefectibles leyes del universo, por lo que realmente sería deseable que existiera el infierno comparado con lo que les espera.
Afortunadamente, el conocimiento mismo tiene sus propios candados, una autoprotección en contra de todo aquello que pretende desvirtuarlo, por lo que aquellos que lo intentan se ven tarde o temprano impedidos para hacerlo y como son las semillas, son los frutos.
Es por ello que los personajes que protagonizan el presente relato, cobran particular importancia en relación con lo correcto y lo equivocado en cuanto al conocimiento se refiere, dadas las condiciones actuales en que se presenta la sociedad actual, ya que estas personas son de las pocas que han tenido acceso al mismo y que muestran de forma clara y objetiva, las dos facetas, la luminosa y la oscura, la de la semilla que cayó en buena tierra y la que cayó en los pedregales, la de vivir el conocimiento y hacerlo suyo y la de solo saberlo e intentar usarlo para fines mundanos.
Dentro de este grupo pues, se encontraban Gontar Sternovsky y Alí Gaziz, que si bien es cierto eran de nacionalidades y confesiones religiosas diferentes habían inmigrado por muchas y muy diversas causas al mismo país desde niños, por lo que la asimilación de la cultura y costumbres locales se dio de forma natural.
Para cada cual, transcurrió la vida de una forma que podemos llamar “normal” al del promedio de cualquier ser humano, pero de alguna u otra manera se mostraron siempre inconformes con lo que la sociedad, su religión y la vida les presentaba, una especie de rebeldía ante lo impuesto, ante el dogma los aisló hasta cierto punto de sus respectivos grupos sociales, religiosos, escolares, profesionales y laborales, pues sentían en su interior un vacío que no podía ser llenado con las cosas con las que la gente normalmente cree llenar esos huecos, hacía falta algo más, algo que les dijera cual era en verdad el significado de su vida.
Sí, el significado de su vida, tema eterno de todas las especulaciones humanas, pues algunos dicen que el significado de la vida es gozar de ella “mientras se aguarda el terror de la muerte”, otros que consiste en nuestra superación personal, ya sea material, intelectual, emocional o física, otros que se basan en cuestiones netamente imaginarias e ilusorias con la promesa de una “vida” después de la vida y otros que de plano le niegan a la vida cualquier significado.
Así, de tumbo en tumbo se encontraron cada cual en su tiempo con el conocimiento de que hemos hablado, el cual les brindó tanto a Gontar como a Alí, la respuesta a su pregunta: la búsqueda que debía hacerse no debía volcarse hacia el mundo exterior ni se debería seguir especulando sobre el significado de vida, en vez de ello bastaba con echar una miradita a su interior para darse cuenta que en realidad no es tan difícil de encontrar ese significado de vida y que no resultaba tan oscuro como parecía y que ese vacío interior no podía ser llenado en el mundo exterior, que se podía y se debía vivir en él pero sin que esto influyera en lo absoluto en la búsqueda de la verdad y en la obtención de su paz y felicidad.
Fue así, como habiendo encontrado la guía del Maestro indicado, Gontar y Alí se internaron en el mundo maravilloso mundo del conocimiento que por fin, les presentaba la vida, el mundo y el universo de una manera diferente, pero principalmente les permitió introducirse a un mundo todavía desconocido para ellos, es decir, su mundo interior, terreno fértil de observación que les permitió conocer territorios por completo nuevos y fascinantes y encontrar así, su significado de vida.
Hagamos un breve paréntesis para conocer un poco mejor a los protagonistas de esta historia, para después entrar en los hechos que le son de suyo propio.
Gontar, provenía de una familia de origen judío, que debido a las persecuciones de los nazis en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, se vio obligada a emigrar a tierras americanas, lugar en donde con gran esfuerzo y trabajo, sus padres lograron tener cierta posición social y económica que les permitió dar a sus hijos una vida cómoda y una educación adecuada, por lo que Gontar jamás se vio en la necesidad de procurarse el pan, el techo y el vestido.
Criado y educado en la religión judía a la usanza tradicional sin llegar a la ortodoxia, siempre se manifestó como un chico respetuoso y observante de los ritos y de las costumbres, caracterizándose siempre, sin embargo, por ese grado de rebeldía que lo llevó en muchas ocasiones a sostener intensos debates con los máximos rabinos de la comunidad judía y que normalmente terminaban por acrecentar su convicción de que las cosas por más antiguas que fueran, no debían ser aceptadas a pies juntillas, no debían darse por sentadas, máxime las terribles contradicciones que día a día iban surgiendo entre la ciencia y la religión, puntos en los que aparentemente no había puntos de convergencia alguna y que le provocaron una crisis que al paso del tiempo, dio al traste con su concepción del mundo y de la vida, generando en él un escepticismo recalcitrante en su interior, pues exteriormente debía por cuestiones de conveniencia social, seguirle la corriente a su comunidad.
Por otro lado y en una situación muy similar, se encontraba Alí, quien al igual que los padres de Gontar y Gontar mismo, siendo un bebé de brazos fue traído por los suyos a América, debido a los disturbios políticos, sociales y económicos que se dieron en el Medio Oriente, después de concluida la Segunda Guerra Mundial y que dado el carácter pacifista de éstos, no quisieron verse inmiscuidos en tales circunstancias, los que al paso de los años, con trabajo, esmero y dedicación consiguieron hacerse de un buen acomodo en la sociedad y de una economía aceptable, que si bien es cierto no era del tamaño como la de la familia de Gontar, si le permitía llevar una vida desahogada.
Alí, como Gontar, creció bajo el amparo de la religión, los ritos y las costumbres de la tierra natal de sus padres y que si bien pertenecían a la rama secular y más liberal del Islam, como todos sabemos ésta es una práctica que requería al igual que la otra de cierta disciplina y creencia ciega de lo que los libros y líderes dictaban como normas de conducta moral, religiosa y social, pero que con Alí no funcionaban del todo, algo dentro de sí se resistía a aceptar sin más ni más, los mandatos imperativos que le imponían, sus padres, su círculo social y las directrices religiosas; le molestaban al máximo las cuestiones dogmáticas, el no poder preguntar el porque de muchas cosas y el tener que aceptarlas sin posibilidad de cuestionamiento alguno, lo que al transcurrir de los años, le trajo consigo un gran conflicto interior y de difícil resolución y más cuando debido a la guerra que se estaba librando en Medio Oriente, le reclamaban ser solidario con algo de lo que él no estaba convencido.
Ambos se distinguieron por ser buenos estudiantes y llegaron a concluir sus estudios como Licenciados en Ciencias de la Comunicación, en otras palabras, periodistas, profesión que en su ejercicio los llevó a conocerse y con el tiempo a hacer una excelente amistad, pues además de ella, tenían en común esa ya mencionada rebeldía lo que los llevaba a pasar veladas enteras conversando sobre los más diversos temas, sin llegar a explicarse del todo las terribles contradicciones del ser humano, sin poder entender a plenitud la verdadera razón de su existencia y del eterno sufrimiento de la humanidad, por todo y por todas las cosas que le rodean.
Tal vez el “detonador” para que ambos tuvieran acceso al conocimiento del que hemos hablado, fue que un día como cualquier otro Alí, recibió la visita de uno de sus tíos procedente de la tierra natal de sus padres, quien desde su juventud era sufí.
Para entenderlo mejor será preciso tener un panorama general de lo que se conoce del Sufismo, en árabe, tasawwuf, como el término colectivo con el que se designa a un importante movimiento de creencias, tradiciones y rituales místicos aceptado por todo el mundo islámico desde el siglo XI y aunque la mayoría de los sufíes suelen ser suníes, al menos de una forma nominal, el sufismo no es sectario y tiene por ejemplo, miembros e incluso cofradías shiíes. Otros movimientos islámicos pueden rivalizar con este en misticismo (como los ismailíes y la escuela de filosofía de la Iluminación Oriental, o Ishraqi), pero éstas tienden a ser más elitistas o sectarias.
El término sufí apareció de hecho más tarde en Kufa, Irak, durante el siglo IX y parece derivarse de la palabra árabe suf, que significa un vestido de lana tosca, como los que llevaban los monjes nestorianos y con el tiempo adoptaron algunos musulmanes ascéticos y místicos.
Al sufismo se le relaciona con una forma de vida y un conjunto de creencias y rituales, con diversas perspectivas teológicas teístas, monistas o panteístas. Independientemente de sus teologías concretas, la mayoría de los sufíes comparten la creencia de que gozan de una amistad especial (walaya) con Dios. También piensan que pueden alcanzar cierta unión, comunión o comunicación espiritual con Dios y la gnosis, es decir, el conocimiento directo de la verdad divina (haqiqa). El potencial de un iniciado sufí para la gnosis es una gracia de Dios (determinada desde épocas inmemoriales): por lo general se logra a través de un complicado camino (tariqa) de etapas (maqamat) y estados (halat) espirituales graduados. Este proceso se lleva a cabo bajo la supervisión de un maestro sufí (shaykh o pir) que ha alcanzado la gnosis y comienza de forma característica con el arrepentimiento del iniciado. Se cree que el maestro dota a sus seguidores de una bendición milagrosa y autorizada (baraka) que él mismo ha recibido de su anterior maestro. Esta bendición se retrotrae a Alí ibn Abi Talib y al profeta Mahoma, por vía de una cadena de iniciados o un linaje de autoridad (silsisla). Esta cadena se asemeja y rivaliza al mismo tiempo con las genealogías (isnad) de los dichos y los hechos del Profeta transmitidos de forma oral (Sunna) citados por las clases cultas musulmanas.
Además los sufíes están convencidos de que cada generación tiene un maestro que, en secreto, es un hombre perfecto (qutb), de cuya presencia depende la continuación del mundo. Sólo quienes han alcanzado la experiencia sufí completa —eliminación de la personalidad humana individual (fana), supervivencia con Dios (baqa) y gnosis (marifa)— pueden conocer su identidad, hombre que solo puede ser reconocido por los elegidos, poseedor y transmisor del ancestral conocimiento, el equivalente sufí es un hombre que se halla en la cima de una jerarquía de maestros venerados, o santos, cuyos atributos se acercan a un puesto más alto tanto en calidad como en cantidad y no necesariamente deben ser o son musulmanes.
Escuchar música y poesía (sama) es a menudo una parte destacada de la vida del sufí, que muchas veces aluden al amor y al éxtasis divino.
Después de esta breve semblanza del sufismo, sabemos ahora algunos de los rasgos del Tío de Alí, aclarando que el ser sufí para él también se constituía como una máscara para ocultar de ojos paganos el conocimiento que el poseía y que iba más allá del sufismo, del cual era Maestro y uno de los pocos que podían transmitirlo de la forma en que desde los tiempos más remotos se hacía, es decir, de forma viva y oral, lo que en realidad era su estilo de vida.
El Tío de Alí, además de ser sufí, tenía por profesión algo que en apariencia parecería ser contradictorio con sus creencias, pero que como más adelante veremos no existía en lo absoluto, pues era Físico Nuclear.
El motivo pues de la visita del Tío de Alí, no era gratuita ni mucho menos de placer, ya que debido precisamente a su profesión, fue que tuvo que salir huyendo de su país, al haberle exigido sus gobernantes que colaborara en los proyectos de éstos para fabricar armas nucleares, con lo que obviamente el Tío de Alí no estaba de acuerdo teniendo que poner en práctica las más ingeniosas artimañas para poderse escabullir de ellos, salir del país y llegar al único lugar fuera de él donde el tenía parientes.
Es curioso que haya sido la guerra lo que haya provocado que Alí y su Tío se conocieran, pues de no haber sido por dicho evento, esto no habría ocurrido y las posibilidades tanto de él como de Gontar hubieran sido mínimas para el contacto directo con el conocimiento que contribuyera a su evolución interior.
Así fue pues como el Tío de Alí, al percibir las características tan “especiales” de Alí y las constantes preguntas que éste le hacía, decidió iniciarlo en el conocimiento, sin embargo, Alí insistió que también lo hiciera con Gontar, con lo que el Tío de Alí no estaba muy de acuerdo, no por las diferencias religiosas, sino porque a él no lo percibía listo para recibir las enseñanzas, algo muy dentro de él le decía que no era el momento más adecuado y que tal vez de hacerlo podría producir efectos inesperados.
No obstante fue tanta la insistencia de Alí, que su Tío no tuvo otro remedio que asentir y fue así como comenzaron con las enseñanzas del tan anhelado conocimiento.
El Tío de Alí comenzó por poner los principios fundamentales que tanto Alí como Gontar, debían tomar en consideración para poder recibir el conocimiento, requisitos sin los cuales les sería muy difícil, no solo asimilarlo y comprenderlo, sino vivirlo:
1.- Ser sinceros y honestos consigo mismos.
2.- Ser justos consigo mismos.
3.- Tener fe en uno mismo.
4.- Hacer con otros lo que se quisiera que hicieran con uno mismo.
5.- Demostrar heroísmo.
6.- Practicar el amor.
7.- Lograr la unidad.
8.- Permanecer el mayor tiempo posible alerta y atento.
9.- Percibir su nulidad.
10.- Adoptar un solo y único significado de vida.
11.- Iniciar el camino de forma completamente individual, sabedores de que comenzado ya no hay retorno.
Enterados de los pilares del conocimiento, sonándoles algunos de ellos lógicos y conocidos, comenzaron el camino de la enseñanza-aprendizaje, percatándose de que aquellos que creían entender, no eran ni por asomo, lo que en su momento llegaron a pensar, pues cada uno de ellos encerraba un simbolismo que debería no solo ser interpretado correctamente sino ser comprendido para realmente ser vivido.
El Tío de Alí, los sumergió en los secretos de todas las escrituras sagradas, las conocidas y las no conocidas, textos que jamás pensaron poder tenerlos entre sus manos sino también conocerlos, pues lo que en ellos se decía era en verdad un conocimiento que a pesar de los siglos transcurridos, gozaba de una actualidad impresionante, sabiduría que revelaba la posibilidad del hombre hacia estados superiores de conciencia y que dejaban ver que el hombre como especie realmente no había cambiado sustancialmente, que seguía siendo prácticamente el mismo, duros golpes para quienes creían ser el pináculo de la Creación Divina, distantes por completo de toda creencia tradicional y religiosa del momento, habiendo encontrado ya el sentido correcto en sus interpretaciones, desentrañando palabra por palabra, simbolismo tras simbolismo, enseñanza toda ella, oculta para los ojos profanos.
Mientras tanto en el mundo, la guerra que en sus inicios sólo se había focalizado en una región del medio oriente, se extendió a otras partes del orbe debido a ciertos eventos que sucedieron en ella, provocando el desencadenamiento de un conflicto mundial, pues la lucha por el poder y los intereses económicos era despiadada, situación que para Alí y Gontar, no podía pasar desapercibida ya que eran periodistas y tenían que cubrir las noticias y los eventos que en torno a la conflagración se suscitaban.
Dichas actividades pusieron a ambos en situaciones hasta cierto punto similares, pero que para cada uno de ellos fue diferente en cuanto a la forma en que se desenvolvieron en éste y las repercusiones que fueron consecuencia de éstas.
Alí trabajaba en un Diario local, es decir, era de aquellos reporteros que se conocen como de bajo nivel, a diferencia de Gontar que prestaba sus servicios en una cadena televisora de gran importancia a nivel mundial, gozando ya de cierta fama y prestigio por lo que debido a ello tenía contacto con personas de alto nivel social, económico y político, posición que poco a poco le permitió ascender de forma meteórica en todos los aspectos.
Sin darse cuenta, Gontar entró en una espiral que le condujo a realizar una multitud de acciones equivocadas, pues se había valido en muchas ocasiones del conocimiento adquirido para escalar posiciones, manipulando la información y psicología de la gente, sabedor del provecho que de ello podía obtener en el mundo material y de las circunstancias que se presentaban en relación con la sucesión de eventos que a nivel mundial se estaban dando, intercambiando sus “opiniones” que lejos de ser objetivas e imparciales, se inclinaban del lado de la balanza del mejor postor, asumiendo posiciones que favorecían a un determinado grupo y atacaban a otro y chantajes de un bando hacia el otro, a cambio todo ello de dádivas materiales o favores políticos.
Esta situación no pasó desapercibida ni para Alí ni para su Tío, quienes se percataron del cambio que estaba sufriendo Gontar, quien desde hace ya algún tiempo había disminuido la frecuencia con la que asistía a la reuniones que Alí, su Tío y él realizaban en torno a la enseñanza, cambio que se veía reflejado en su conducta, la cual dejó de ser congruente con los principios básicos que se le habían transmitido, pues más que su éxito material, era su actitud hacia él la que no era correcta.
Pasó el tiempo, Alí y su Tío, se seguían frecuentando y fue en uno de esos días cuando recibieron una llamada telefónica de Gontar, en la que los invitaba a reunirse con él en su departamento, a lo que Alí y su Tío accedieron, pues el tono de la voz de Gontar, pese a su aparente tranquilidad, dejaba entrever un estado de ansiedad extrema.
Llegaron Alí y su Tío, a la dirección que Gontar les había proporcionado, se trataba de una exclusiva zona residencial de la ciudad, donde vivía la gente de mayor “alcurnia”, la más “nice”, de gran poder ya fuera económico o político, donde residía la “crema y nata” de la sociedad, departamento que Gontar había adquirido no hace mucho, debido al “éxito” que había tenido en su vida profesional.
Gontar se encontraba ansioso, fumando un cigarrillo y tomando una copa de whisky y dando vueltas en la sala de su departamento, cuando a la hora convenida tocaron el timbre Alí y su Tío y Gontar prácticamente corriendo, les abrió la puerta y los invitó a entrar.
Ya estando en su departamento, Gontar se desvivió mostrándoles a Alí y a su Tío todos aquellos objetos de valor que había adquirido, preguntándoles que les parecía el departamento y todo lo que habían visto, ante lo cual Alí y su Tío solo acertaron a cruzar una mirada cargada de compasión y fue el Tío de Alí quien le respondió:
- Todo lo que nos has mostrado es verdaderamente interesante Gontar, más permíteme decirte que estás a punto de convertirte en una estatua de sal y ser un cretino como todos los demás, padeces de una enfermedad de la cual pudiste haber quedado inmune, sin embargo, todo ello no sirvió de nada, desviaste todo lo aprendido en cuestiones por completo vanas, vacías y egoístas, intentando ajustarlo a tu conveniencia, sin que por supuesto esto pudiera ser en forma alguna posible, pero si con la finalidad de atender a tus pretensiones mundanas y materiales.
- Que ¿Acaso no les da gusto que haya triunfado en la vida?
- Al hacernos esta pregunta tú mismo tienes la respuesta, si es que realmente eres sincero y honesto contigo mismo, ¿Lo has sido? ¿Es toda esta ilusión por lo que has vivido? ¿Es toda esta fantasía a lo que tú llamas triunfo? Obsérvalo y obsérvate, mira en lo más profundo de tu ser y obtendrás la respuesta que de nosotros reclamas.
La traición ha invadido tu corazón, la nebulosidad más densa tu entendimiento y la nulidad tu comprensión.
Al escuchar esto, Gontar permaneció petrificado y en silencio durante varios minutos, atacado por una tormenta de confusión, hasta que por fin, lleno de ira tomó uno de los jarrones que se encontraban cerca de él y arrojándolo al piso y exclamó furioso:
- ¡Bah! ¡Lo que sucede en realidad es que ustedes me tienen envidia! ¡Siempre ha sido así!- y dirigiendo su mirada al Tío de Alí prosiguió vociferando- ¡Desde el primer día que nos conocimos y que Alí nos presentó, sabía que no era de tu agrado…y toda esa sarta de tonterías que nos enseñabas…!
- ¿Tonterías?- Atajó tranquilamente Alí a Gontar- ¿Tonterías dices? Eso no me decías cuando todo el conocimiento te era transmitido, eso no me decías cuando gozoso comprendías uno de esos ocultos secretos que te era revelado y mucho menos eso pensabas cuando incorrecta e indiscriminadamente lo utilizaste contra todo aquel o aquella que se interponía en tu camino.
No Gontar, no uses pretextos y justificaciones que tú bien lo sabes, solo son mentiras, mentiras con las que has venido construyendo un edificio de endebles y falsos cimientos, que ante el primer atisbo de verdad, se derrumba estrepitosamente.
De nuevo, Gontar permaneció en silencio durante un tiempo, sus ideas, sus emociones, eran una revolución amorfa, cuando de pronto ante las impasibles miradas de Alí y su Tío, cayó desmadejado en el sofá, presa de un amargo y prolongado llanto.
Una vez recobrado del choque, volvió su rostro a hacia Alí y su Tío y les dijo:
- Perdónenme, se los suplico, tienen toda la razón de todo cuanto me han dicho por lo que no trataré ya de justificar ninguno de mis actos, pero ahora, justo ahora es cuando más necesito de su guía y su consejo, pues me encuentro en una situación de vida o muerte.
El Tío de Alí, le preguntó entonces:
- ¿Consejo, has dicho? Ninguno de nosotros puede darte consejo alguno, sino solo hablarte con la verdad y esta será la única que de así desearlo tú, te puede realmente ayudar y para ello debes comenzar por decirla.
Gontar comenzó entonces a narrar una historia en la que el fue el protagonista, autor intelectual y material de infinidad de conductas incorrectas, chantajes y traiciones con los cuales se había visto beneficiado y que ahora, como consecuencia lógica ponían en peligro no solo sus “logros” materiales, sino su vida misma.
Alí y Su Tío, pacientes y en silencio escucharon sin turbarse el relato de Gontar, viéndose el uno al otro, el Tío de Alí le dijo a Gontar:
- Bueno mi querido Gontar, claro es que como es la semilla la cosecha es y más grande aun; ante todo no debes olvidar lo que has aprendido y que como experiencia, nutritiva y bella es, tú pides consejo para salvar tu vida cuando no la puedes perder jamás.
Responsable eres de todo lo que hoy te sucede, solo tú y nadie más que tú, de las adversidades presentes y aun de las que están por venir; deberás afrontarlas con serenidad permaneciendo siempre alerta, observador de cada paso que das y con ello meditar sobre la posible solución, escuchando atento y en silencio a tu corazón obtendrás la respuesta; buscando el origen encontrarás el final, buscando el final encontrarás el origen y te percatarás de que son uno solo, pues tu origen es el fin y tu fin es el origen, busca en tu propia raíz, en lo que eres y nútrete de ella.
Iniciaste un camino desconocido y bello, pero desviaste tu atención del sendero, te olvidaste del haz luminoso y en cambio te dejaste guiar por lámparas cintilantes de luz engañosa, escasa y vacilante.
No obstante, aun estás a tiempo para reemprender la marcha, abandona todo y aborrécelo; la paz y la fe aparecerán y el temor y la esperanza se irán, desvaneciéndose y levantándose portentosa ante tus ojos, la Verdad y el Bien, sigue su luz sin desmayar, prepárate para el camino y lleva contigo todos los pertrechos necesarios para andar en él.
La muerte existe solo para aquellos que no han conocido la vida.
¡Despierta, levántate y anda!
Así concluyó el Tío de Alí y Gontar profundamente conmovido, solo acertó a decir:
- Gracias Maestro por haberme hecho recobrar mi paz y comprensión, quedo en paz y a ti Alí, mi mano de doy en señal del amor que te profeso, sabiendo que nos volveremos a encontrar en un tiempo sin tiempo, en un lugar sin lugar, vayan pues en paz, amigos y hermanos míos.
Alí y su Tío, abandonaron el departamento de Gontar y fueron a casa.
Al día siguiente, Alí y su Tío, leían frente a un puesto de periódicos, los encabezados de todos los Diarios que solo se referían a una noticia que había acaparado la atención de sus espacios informativos, más o menos decía así:
“Gontar Sternovsky, importante y reconocido periodista, fue hallado muerto a balazos en su departamento, las autoridades buscan ya a sus asesinos.”
Alí y su Tío, cruzaron miradas…sonriendo y en silencio prosiguieron su camino.
“Yo Soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Primero y el Último”
Apocalipsis 22:13.
“Los discípulos dicen a Jesús: Dinos como será nuestro fin. Jesús dice: ¿Así habéis descubierto el origen, que ahora preguntáis referente al fin? Pues en el lugar donde queda el origen, allí quedará el fin. Bendito sea quien se parará en el origen— y conocerá el fin y no saboreará la muerte.”
Evangelio de Tomás, Dicho 18 (Textos de Nag Hammadi)
Jesús de Nazareth.
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