“Nuestro desarrollo es como el de una mariposa. Debemos “morir y renacer”, como el huevo muere y se vuelve oruga; la oruga muere y se vuelve una crisálida; la crisálida muere y recién nace la mariposa. Es un proceso largo y la mariposa vive solamente un día o dos.”
(G.I. Gurdjieff)
EL MENSAJE CRÍSTICO. EL ALMA. NUESTRO TRABAJO ES CREAR LOS CUERPOS SUPERIORES.
(frag. “El Cristianismo Olvidado” Jacob Needleman)
“El cristianismo olvidado” es el poder del hombre, olvidado o perdido, de extraer la energía pura del alma de las experiencias que constituyen su vida. Esta posibilidad se hace clara solo en los momentos más vívidos o penosos de nuestras vidas ordinarias, pero puede ser descubierta en todas las experiencias si uno sabe cómo buscar. Ciertas experiencias fuertes (como el enfrentarse con la muerte o una profunda desilusión) se ven acompañadas por la SENSACIÓN DE “PRESENCIA”: aparece una “atención” que está simultáneamente abierta a una mente más elevada, más libre (“Espíritu”) y a todas las percepciones, sensaciones y emociones que constituyen nuestro ser ordinario. Uno siente ambas separadas y juntas de una manera nueva y totalmente extraordinaria. UNO EXPERIMENTA “YO SOY”. ESTO ES EL “ALMA” (SU COMIENZO).
Según el padre Sylvan, fue un desastre para el cristianismo cuando adoptó la noción de que el alma del hombre ya existía en su forma definitiva dentro de la naturaleza humana. Esta noción acerca de la existencia dada del alma llevó a que identificáramos los pensamientos, sensaciones y emociones ordinarias con el alma, la parte más elevada de nosotros mismos, y por lo tanto llevó al inútil y equivocado esfuerzo por perfeccionar nuestro ser perfeccionando nuestros pensamientos, emociones y sensaciones, es decir, el inútil esfuerzo de alterar la emoción con el pensamiento o viceversa. La enseñanza cristiana, como la presenta el padre Sylvan, dice, por el contrario, que estas funciones psicológicas son incapaces de alterarse mutuamente. El cambio, la transformación, solo puede venir a través de la acción de una fuerza objetivamente más alta: el Espíritu. Y este “Espíritu” no puede encontrar vías de acción a menos que exista algo en el hombre que lo reciba y lo transmita a todas las partes de sí mismo.
Deja una respuesta