Para lograr un trabajo eficaz sobre las emociones negativas, es útil identificar en que momento es más provechoso simplemente no expresar tales emociones, dejando el razonamiento para el momento en que la mente emocional no esté en condiciones de infectar los procesos de la mente intelectual, es decir, primeramente recobrando la paz en los centros, y después trabajar sobre los fundamentos.
En el fragmento de la película observamos dos elementos que representan dos maneras de pensar: la nave Nabucdonosor y los centinelas. El Nabucodonosor simboliza la actividad del centro intelectual con fundamentos basados en la idea del desarrollo de la consciencia; es decir, representa las técnicas de razonamiento que enseña el Cuarto Camino: religar conceptos, construcciones intelectuales, meditación objetiva, entre otras más. Es la clase de pensamiento logico-objetivo que nos lleva a ser capaces de comprender. Los centinelas simbolizan las formas del pensamiento que se fundamentan en todo lo adquirido mecánicamente, y que dan soporte a todas las emociones negativas. Son las formas de lógica mecánica que justifican dichos estados. Como dice el diálogo en la película: son máquinas diseñadas para buscar (justificaciones) y destruir (razonamientos correctos).
Todo estado anímico alterado, para existir, necesita de un fundamento; aún si éste es subjetivo y falso, pero las más potentes emociones negativas son las que encuentran justificación en los hechos de la vida, desde luego, vista desde la subjetividad. No es posible empezar a sentir tristeza, ira, ansiedad etc., de la nada, sin ningún motivo. Ahora bien, todo este tipo de fundamentos, toda esa información reside en la mentalidad adquirida a lo largo de la vida. Como ejemplo esta lo siguiente: si enferma gravemente de cancer un familiar cercano, lo que indica la mente adquirida es que se sienta triste, frustrado, angustiado, ansioso etc, etc… eso es lo que aprendemos del mundo externo a través de la imitación y la presión que ejerce sobre nuestra psique.
Sin nuevos fundamentos, es imposible pensar de una nueva manera, y así siempre caeremos en los viejos hábitos de pensamiento que nos han llevado a nuestro actual estado. Mientras se está experimentado una emoción negativa, sin darnos cuenta, todo lo que pensemos estará relacionado a justificar la emoción misma, así que lo más útil en esos momentos es tratar de detener el pensamiento, mientras se aplica la Observación de Sí.
En la película, cuando son detectados los centinelas, el Nabucodonosor detiene su actividad y Morfeo (símbolo del centro intelectual) ordena: SILENCIO. De esta manera, los centinelas no percibiendo a la nave, no la atacan y se retiran. Algo muy similar ocurre cuando se aplica el silencio sobre la mente intelectual, callando todas esas voces de los yoes que intentan justificarse a través de los eventos de la vida y mantener la emoción negativa en turno. No razonando sobre nada, no intentando crear un fundamento diferente, simplemente silenciado la mente a través de la Observación de Sí, se neutraliza el fundamento intelectual de la emoción que se esté experimentado, y a través de sostener ese esfuerzo consciente, muy pronto se recupera la tranquilidad, y al estar en un estado óptimo de paz, entonces es la atmósfera adecuada para reanudar el trabajo a través del razonamiento.
Es muy importante notar esta tendencia de los centros de infectarse unos a otros, pues al conocer el proceso que se da y que dan forma a tiradas intelecto-emoción-acción que activan ciertos yoes, seremos capaces de detenerlo arrancando de esa tríada el elemento adecuado a la ocasión para cancelar la expresión de las emociones negativas.
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