HENRIETTE LANNES NOS HABLA….

TRABAJAR ES TRATAR DE ENTRAR EN CONTACTO CON EL DESCONOCIDO QUE SOY.
Nos habla del hombre, del estado del ser humano, que ha perdido el vínculo esencial con aquello que le da un sentido real a su vida. Cuando ese sentido ya no existe, el ser humano se sumerge en lo que el mundo actual le propone y la impone para encontrar, según dicen, la felicidad.
EL TRABAJO INTERIOR
Siempre hay algo que nos engaña o bien algo por lo que nos dejamos engañar. El caso más grave Es que me creo alguien! pero, en realidad ¿quién soy? ¿qué es yo? ¿que es yo soy?
Nuestra atención debe aprender a concentrarse en estas preguntas. Si no tengo una interrogante que se refiera a mi, hay pocas posibilidades de que experimente la necesidad de trabajar.
Ante todo debe percibirse y escucharse un interés sincero por nosotros mismos. La mayor parte del tiempo no sabemos quiénes somos ni lo que somos, y por eso vamos a consultar a cartomancias y grafólogos.
Si lo siento, ¿como no olvidar esta impresión?
¿Cómo aprender a desconfiar del usurpador que vive en posibilidades de inteligencia, de verdad no son reveladas. Mi, que se apodera de mi vida, que la vive en mi lugar? Pero es indispensable permanecer vigilantes pues también entonces se mecaniza esta búsqueda interior y realizar un trabajo falso.
Cada uno puede dar un contenido diferente a la palabra «Trabajo». Nuestra atención es débil y se desvía fácilmente. Entonces somos nuevamente atrapados por las redes de nuestra imaginación.
En lo que nosotros llamamos nuestra vida, sentimos una multitud de dificultades ligadas alegrías y penas más o menos grandes. Debemos relacionarnos continuamente con algo más real en nosotros.
En ningún momento comprendemos verdaderamente lo que nos sucede. A veces somos sensibles a las numerosas contradicciones que existen en nosotros y a nuestro alrededor. Trabajar es tratar de entrar en contacto con el desconocido que soy. Cuando tenemos, aunque sea de manera relativa, conciencia de este estado de cosas, ese es el comienzo del trabajo. Una gran parte, de nosotros, no tiene ganas de estar en esta situación; sin embargo, recibimos un llamado interior para abrirnos a ella, para «trabajar». Cuanto más cuenta nos damos de ello, mejor para nosotros. Hay que regresar incesantemente a nuestra necesidad de conocernos y no dejar que todo se degrada con los yo no quiero…. yo no puedo. Debemos aprender a deshacer esas artimañas.
Tal vez veamos qué el sueño crea el sueño, y que la masa del sueño y el estado negativo que hay en nosotros pueden aumentar cada día.
Cuando trabajamos, percibimos la importancia, el lugar de trabajo de nosotros mismos. El representa cada vez más la posibilidad de tener la experiencia de encontrarse uno mismo.
Descubrimos que este encuentro en el seno de nuestra propia vida es más precioso que todo el resto.
Este texto se encuentra en el libro Gurdjieff: textos compilados por Bruno de Pana/Len,a.c. Editorial ganesha Caracas 1997.
G.I. Gurdjieff, Relatos de belcebú a su nieto libro tercero
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