ENAMORAMIENTO. UN PODEROSO ENCANTAMIENTO.(Maurice Nicoll).

publicado en: Cuarto Camino, Maurice Nicoll | 0

Maurice Nicoll

Sin auto-observación es imposible todo cambio de sí. Aborrecemos el observarnos a nosotros mismos. Tratamos por todos los medios no ver el horror de nuestras carencias y nuestra vanidad. Entre otras cosas sólo la Luz de una creciente conciencia derramada por la auto-observación y la Memoria del Trabajo pueden curarnos de la extraña enfermedad de ser la mitad de lo que realmente somos. De otro modo nuestra otra mitad permanece permanentemente en las tinieblas.

Esta extraña enfermedad inadvertida, empero, sirve a los propósitos de la Vida Orgánica o Naturaleza —la película viviente y sensible que cubre la tierra y exige ser reemplazada implacablemente para la producción de cierta cantidad de nutrientes para la luna—la llamamos enamoramiento, entonces buscamos nuestra otra mitad en el sexo opuesto.
Esto significa que el lado de nosotros mismos que no está en nuestra conciencia, y así está en las tinieblas, se ve como si estuviese fuera de nosotros en una persona muy diferente, a menudo misteriosa y fascinante, aunque en realidad muy común.

Esto actúa de diferentes maneras. La mujer se siente fascinada por el hombre, o el hombre por la mujer, pero al parecer no mutuamente. La atracción mutua no es fascinación. La fascinación se basa en la ilusión.
Cuando el hombre llega a ser cada vez más consciente de la mujer en sí mismo no puede “enamorarse”. No puede ser fascinado sino que es atraído. Ocurre lo mismo con la mujer.
Supongo que la palabra «infatuación» puede sustituir «fascinación», pero cualquiera sea la palabra que se usa, significa un poderoso encantamiento.
Conocemos por los estudios previos en el Trabajo que cuando estamos identificados no podemos ver una cosa como es —como es en realidad—. Hay grados de identificación. Podemos estar más o menos identificados. En el Cuarto Estado de Conciencia, llamado Conciencia Objetiva, vemos las cosas tal como son. Esto, desde luego, nos incluye a nosotros mismos. Nos veríamos a nosotros mismos y a los otros tal como realmente son. El estado de «estar enamorado» sería desconocido puesto que caracteriza a la gente a medias. Mientras un hombre esté «enamorado» todo vínculo verdadero, concreto y conciliador; y trascendente es imposible.

Maurice Nicoll
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