JESÚS RECIBE DEL HIEROFANTE SU NOMBRE Y NÚMERO MÍSTICO, SUFRE LA PRIMERA PRUEBA DE LA FRATERNIDAD Y RECIBE EL PRIMER GRADO: LA SINCERIDAD
Jesús quedóse en Zoan por algún tiempo; y después fue a la ciudad del sol, que los hombres llaman Heliópolis y pidió ser admitido en el Templo de la sagrada Familia
El Consejo de la Fraternidad reunióse y Jesús Púsose de pie ante el hierofante; él contestó todas las preguntas que le fueron hechas con la claridad y con firmeza; el hierofante exclamó: Rabboni del rabinato, ¿por qué encuentras tú aquí? Tu sabiduría es la sabiduría de los Dioses, ¿Por qué buscas sabiduría en los templos del saber humano?
Y Jesús dijo: en todos los caminos de la vida terrenal yo debo andad; en todos los templos del conocimiento debe sentarme; a las alturas que cualquier hombre ha escalado, a esas debo llegar.
Con lo que cualquier hombre ha sufrido, yo debo confrontarme, para que pueda yo conocer los dolores, las desilusiones y las violentas tentaciones que sufre el hombre mi hermano, a fin de que pueda saber precisamente cómo debo auxiliar a aquellos que han de menester ayuda.
Yo os ruego, hermanos, me permitáis penetrar en vuestras oscuras criptas; y yo sufriré aún las más duras de vuestras pruebas.
El maestro dijo: Presta pues, el juramento de la fraternidad secreta. Y Jesús prestó el juramento de la secreta Fraternidad.
De nuevo el maestro habló y dijo: Las mayores alturas son conquistadas por aquellos que descienden a las mayores profundidades; y tú descenderás a las más grandes profundidades.
El guía entonces condújole y en la fuente del templo Jesús se bañó, y cuando le fue puesto el vestido apropiado, quedó de nuevo de pie ante el hierofante.
El maestro tomó de la pared un pergamino en el que estaban escritos el número y el nombre de cada atributo y característica distintiva. Y dijo:
El círculo es en símbolo del hombre perfecto y siete el número del perfecto hombre.
El Logos es el verbo perfecto; el que crea: el que destruye y el que salva.
Este maestro hebreo es el logos del Santo Uno, el Círculo de la humana raza, el Siete del tiempo.
Y en el libro del registro el escriba puso: El Logos-Círculo-Siete; y así fue Jesús conocido.
El maestro dijo: Ponga atención el Logos a lo que voy a decir: Ningún hombre puede entrar en la luz, sino hasta que se ha encontrado a sí mismo. Ve y busca hasta que hayas encontrado tu alma y entonces vuelve.
El guía condujo a Jesús a una sala en la que la luz era débil y suave, como la luz del día a la hora del alba.
Las paredes de la sala tenían pintados místicos signos, hieroglíficos y textos sagrados; y en esta Cámara Jesús se encontró sólo y en ellas permaneció algunos días.
Él leyó los textos sagrados; meditó los significados de los hieroglíficos y trató de penetrar la importancia de la recomendación del maestro: Encontrarse a sí mismo.
Una revelación vino: él se puso en contacto con su alma; él se encontró a sí mismo; desde ese momento él no estuvo sólo.
Una noche, en que él dormía, a media noche, una puerta invisible se abrió y un hombre vestido con un traje oscuro, entró y dijo:
Hermano mío, perdóname por venir en esta hora inoportuna; pero he venido a salvar tu vida. Tú eres víctima de una cruel intriga. Los sacerdotes de Heliópolis están celosos de tu celebridad y han dicho que tú no saldrás vivo de estas criptas sombrías. Los grandes sacerdotes van al mundo a enseñar y tú estás sentenciado a servir en el templo. Ahora bien, si tú quieres quedar en libertad, debes engañar a estos sacerdotes, debes decirles, que tú estás deseoso de permanecer aquí toda tu vida; y entonces, cuando tú hayas obtenido todo lo que deseas tener, yo regresaré y por un pasillo secreto te haré pasar para que puedas ir en paz.
Y Jesús dijo: Hermano mío, hombre, ¿Es posible que tú vengas aquí a enseñarme la falsedad? ¿Estoy yo dentro de este sagrado recinto para aprender la astucia de la vil hipocresía?
No, hombre, mi Padre desprecia la falsedad y yo estoy aquí para hacer su voluntad.
¿Engañar a estos sacerdotes? ¡Jamás! Mientras el sol luzca. Lo que he dicho, dicho está: YO SERE FIEL A ELLOS, A DIOS Y A MI MISMO.
Y entonces el tentador salió y Jesús quedó de nuevo sólo; más a poco tiempo, apareció un sacerdote vestido de blanco y dijo:
¡Así está bien! El Logos ha prevalecido. Esta es la cámara de prueba de la hipocresía. Y entonces él echó a andar y Jesús quedó de pie ante el banquillo del juicio.
Y todos los hermanos pusiéronse de pie; el hierofante adelantóse y, colocando su mano sobre la cabeza de Jesús, puso en sus manos un pergamino en el que había escrita una sola palabra: SINCERIDAD; y no se pronunció ni una sola palabra más.
El guía de nuevo apareció y mostróle el camino y en una sala espaciosa, llena de todo lo que un estudiante puede apetecer, Jesús invitado a descansar y a esperar.
INICIACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO DE HELIÓPOLIS P. D. OUSPENSKY