LA INVISIBILIDAD DE UNO MISMO (Maurice Nicoll) Parte 2

publicado en: Cuarto Camino, Maurice Nicoll | 0

Maurice NicollNuestros cuerpos se yerguen en el mundo visible. Están ubicados en el espacio de tres dimensiones, en el espacio accesible a los sentidos de la vista y el tacto. En sí mismos nuestros cuerpos son tridimensionales; tienen largura, altura y grosor. Son ‘sólidos’ en el espacio. Pero nosotros, en nosotros mismos, no estamos en este mundo de tres dimensiones.

Por ejemplo, nuestros pensamientos no son sólidos tridimensionales. Un pensamiento no se encuentra ni a la derecha ni a la izquierda de otro pensamiento. ¿Y no son acaso muy reales para nosotros? Si decimos que la realidad que existe en el mundo tridimensional, en el mundo exterior, es la única realidad, entonces preciso es que nuestros pensamientos y sentimientos, que están en nuestro mundo interior, sean irreales.

Nuestra vida interior, o sea nosotros mismos, no tiene ubicación alguna en el espacio perceptible por medio de los sentidos. Pero aun cuando el pensamiento, el sentimiento y la imaginación no ocupan lugar alguno en el espacio, podemos pensar acerca de ellos como si tuviesen un lugar en alguna otra clase de espacio. Un pensamiento sigue a otro en el tiempo que pasa. Un sentimiento dura cierto tiempo y luego desaparece.

Si pensáramos acerca del tiempo como de una cuarta dimensión, o como una dimensión superior del espacio, nuestra vida interior nos parecería entonces relacionada a este espacio ‘superior’ o mundo con un mayor número de dimensiones que las accesibles a nuestros sentidos.

Si concebimos un mundo de dimensiones superiores, podemos también considerar que no vivimos propiamente en el de sólo tres que tocamos y vemos, y en el que conocemos a otras personas, sino que tenemos un contacto más íntimo con una forma de existencia más dimensional y que comienza con el tiempo.

Maurice Nicoll
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