Recordando el relato de la caverna de Platón, podemos ver como de una forma clara y objetiva describe la condición humana, en el sentido de que “El antro subterráneo es este mundo visible; el fuego que lo ilumina, la luz del sol; el cautivo que sube a la región superior y la contempla, es el alma que se eleva hasta la esfera inteligible” tenemos que la percepción de la realidad en la que vive el ser humano, se da en dos ámbitos, (mundos) uno invisible y otro visible, el primero que debiera ser objetiva y común a todos los seres humanos y el segundo, que es siempre subjetivo y que afecta de la misma subjetividad a la realidad invisible, pues dependerá de las circunstancias y condiciones externas, fisiológicas y psicológicas, de cada individuo en particular.
En la gráfica anterior, puede verse con toda claridad que las impresiones (Influencias A y B) que recibimos del mundo externo a través de los sentidos e interpretadas por el cerebro, tendrán un impacto en la realidad invisible, en la mente y en la conformación de las ideas que serán la base de la conducta externa del individuo durante su vida posterior, lo que a la postre será el SISTEMA IDEOLÓGICO de cada persona en particular, pero que SI NO SE RECIBEN LAS INFLUENCIAS C, en vez de ser una realidad objetiva, será una realidad subjetiva, consecuencia de una deficiente digestión (no hay Psicotransformismo) de las influencias A y B.
Pero antes de seguir, es conveniente recordar cuáles son las influencias A, B y C.
INFLUENCIAS A, son todas aquellas que se crean en el mundo exterior basados en los falsos valores establecidos, producto de la fricción de los distintos eventos que se producen en la vida derivado de la interrelación social de la humanidad mecánica.
Un ejemplo, todo lo que se relaciona con el interés de la gente por el dinero, los deportes, la política, las conquistas, las posesiones, el crimen, alimento, ropa, sexo, etc.
INFLUENCIAS B, No se originan en la vida, vienen de afuera del círculo de la humanidad mecánica, el germen de éstas se encuentra en las influencias C, quiere decir, que han sido recibidas por personas que se ubican dentro del círculo consciente de la humanidad, por hombres 5, 6 o 7, que al ser sembradas en la vida, se transforman en influencias B, para parecerse lo más posible a su forma original y las encontramos normalmente ocultas en literatura sagrada, o cualquier otro medio, literatura, poesía, música, películas, etcétera, que se expresan en un lenguaje simbólico que va más allá de lo literal, que contienen información para el desarrollo de la conciencia humana y que la humanidad dormida no puede comprender. Sólo un grupo reducido de personas que trabajan en el desarrollo de su conciencia (guerreros de la conciencia) con cierto grado evolutivo y que están luchando por despertar son capaces de comprenderlas y traducirlas en material útil para su crecimiento espiritual.
INFLUENCIAS C, se tratan de percepciones superiores de la existencia que se dan como consecuencia lógica y natural, en aquellos que han desarrollado un grado superior de la conciencia al entrar en contacto con los centros superiores de las mentes y que bajan directamente de los mundos más sutiles del rayo de creación (Mundo 12, Mundo e incluso del Mundo 6) A esto los antiguos le llamaban Epifanía o Revelación o Iluminación, dependiendo de la base religiosa que las anuncia o menciona.
En este punto, es necesario aclarar que es la vida desde el punto del Cuarto Camino o Trabajo, como también se le conoce. Nicoll nos dice que la vida “es una sucesión de impresiones”. En este tenor, podemos decir, que la vida puede considerarse como una sucesión de eventos benévolos o adversos, respecto de los cuales ningún individuo tiene control alguno, que proporcionan a la persona “el material necesario para trabajar sobre sí” ya que son precisamente esos eventos en forma de impresiones, los que generan los diversos estados psicológicos en el humano, que a su vez provocan la activación de los yoes.
Resulta obvio entonces que para una persona que no se encuentra dentro del proceso de desarrollo de conciencia o trabajo interior sobre sí, las impresiones que reciba de la realidad visible, producirán una realidad invisible totalmente subjetiva, basada en conocimientos equivocados de esa realidad, su verdad en torno a esos eventos será relativa a su nivel de conocimiento y su nivel de ser, un sistema ideológico carente de fundamento, a esta realidad invisible subjetiva, la llamaremos desde ahora “el mundo de las creencias”
Tomemos el siguiente ejemplo, imagine el lector que realizamos un viaje de investigación a la selva del amazonas, en cuyo vasto territorio existen comunidades humanas que nunca han tenido contacto con “civilizaciones avanzadas” como la nuestra y mucho menos con ninguno de los progresos tecnológicos que conocemos y que usamos todos los días. Nos presentamos ante ellos y pues en primera instancia, nos ven con el mayor de los recelos, por nuestras vestimentas, el color de nuestra piel y por fin después de varios intentos, logramos acercarnos a ellos, con grandes esfuerzos empezamos a entablar comunicación a través de señas, para ganarnos su confianza llevamos chocolates, dulces y otros alimentos para ofrecérselos y antes de dárselos les mostramos que son inofensivos comiendo nosotros mismos de ellos y poniéndolos a su alcance. Conseguimos que coman del chocolate que llevamos y su reacción ante un sabor agradable pero desconocido, es de gran revuelo, el primero que lo comió lo comparte con otro y otro y así sucesivamente. De pronto, uno de nosotros saca un espejo que trae en la mochila y se lo pone enfrente al líder de los aborígenes, quien al verse reflejado en éste, grita, pega tremendo salto hacia atrás y previene a los otros del posible peligro que representa ese objeto, hablando su dialecto de forma acelerada.
Después de unos minutos, el líder del grupo se acerca poco a poco a nosotros y quien tiene el espejo se lo ofrece. El hombre con mucho miedo, extiende su mano y con extrema cautela, toca con el dedo índice de su mano derecha el espejo y retrocede de nuevo. Se acerca de nuevo y ahora, con un poco más de confianza, alarga la mano derecha y pone por fin el espejo en dicha extremidad y lo coloca frente a su rostro. Sin soltar el espejo, retrocede pero con menor impulso, con señas le decimos que lo que está viendo en el espejo es él mismo. El aborigen, entonces coloca de nuevo el espejo ante su cara y ahora su reacción es de agrado, poniendo el dedo índice de su mano izquierda en el espejo, se señala si mismo con esa misma mano, en un indicativo claro de que se reconoce a sí mismo en el espejo. Acto seguido, camina hacia quien le dio espejo, lo toma de la mano y lo lleva hacia el remanso de un rio cercano, el que una vez en la orilla, acerca a nuestro compañero para que vea él su reflejo en el agua y una vez que lo hace, el aborigen le indica que lo que nuestro compañero ve en el agua es él mismo, señalando después al espejo, es decir, para los aborígenes el espejo es “agua encerrada” en un material desconocido para ellos, su realidad invisible se relaciona directamente con el conocimiento que ellos tienen del entorno y de lo que lo rodean y por tanto su verdad en torno al espejo, es relativa al conocimiento que de ese objeto tienen, pero es solo una creencia, ya que ellos “creen” que el espejo es “agua encerrada”, pues desconocen toda la información que nosotros poseemos en torno al espejo, en torno a los materiales de los que está hecho y su proceso de fabricación, lo que a nosotros nos proporciona una “realidad invisible objetiva” del espejo, es decir, todo ese conocimiento que tenemos del espejo, nos proporciona la certeza de que se trata de un objeto sin propiedades mágicas.
Esto nos enseña a que el conocimiento verdadero lleva implícito el conocimiento de la parte en relación con el todo, por lo que dicho conocimiento será relativo. Este es el principio de relatividad. Conocimiento y Ser, deben incrementar de forma equilibrada para que sea posible el crecimiento interno y para que los niveles de subjetividad disminuyan en la misma proporción.
Lo anteriormente descrito es lo que impactará sobre los dos ámbitos de realidad de una persona, en la que mientras éstas vivan en el “mundo de las creencias”, seguirán dormidos, ya que es evidente que al no comprenderse a sí mismos y a las impresiones con que los impacta la vida, su nivel de realidad siempre será subjetivo y le será imposible entablar una comunicación objetiva con las demás personas, pues cada quien tendrá su propia percepción de la realidad. De ahí esa mentada frase mecánica que dice que “Cada cabeza es un mundo”, en un intento absurdo por justificar al mundo subjetivo de las creencias.
Por el contrario, cuando se entra de lleno al Trabajo y a todos los conocimientos cosmológicos y psicológicos que le proporcionan un soporte objetivo a nuestras existencias, se comienza a base de la comprensión de sí mismo y de la vida a tener un lenguaje común, a que los niveles de verdad relativa objetiva a los que va arribando, contribuyan de forma directa y proporcional a que nuestra realidad invisible sea única y objetiva, que le es aplicable y común a todos los seres humanos, dormidos y despiertos, pero especialmente para los despiertos, para los que integran el círculo consciente de la humanidad.
Mientras el ser humano no busque fundamentar su existencia y el entorno que lo rodea y permanezca en niveles de realidad subjetiva, es muy poco probable que como especie le depare un destino agradable. Por ello el trabajo interior de aquellos que nos esforzamos por ser más conscientes cada día, cobra mayor importancia. Sembrar semillas de “conciencia” en nuestros caminos es fundamental, es la única esperanza objetiva que tiene el ser humano, de reclamar el lugar que verdaderamente le corresponde en el universo.
De ahí que:
LOS DORMIDOS, VIVEN CADA UNO EN SU PROPIO MUNDO.
LOS DESPIERTOS, TIENEN UN MUNDO EN COMÚN.
Alfredo De Sanjuan
Virna
Estoy siguiendo con mucha atención todo esto pero me encuentro sumamente perdida. ¡Cómo me agradaría recibir alguna ayuda!!