Esta fábrica que es el organismo humano recibe tres tipos de materias primas, con la que elaborará su producto, que, organizadamente, irán siendo recibidas por los distintos centros o “pisos”.
El centro inferior recibe el alimento que ingerimos diariamente, en nuestros desayunos, almuerzos, meriendas y cenas. El centro intermedio recibe el aire que respiramos permanentemente. El centro superior recibe las impresiones psicológicas, que también llegan de manera permanente.
Quizás no seamos del todo consciente de ello, pero recibimos impresiones psicológicas todo el tiempo, aún cuando dormimos, si no del entorno en que vivimos, de nuestro propio subconsciente e inconsciente, al menos en forma de sueños.
Despiertos, todo lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos, tocamos, aún inadvertidamente, constituye una impresión psicológica. Nos hallamos atravesados, “acribillados” por estas.