UN CUENTO BREVE SOBRE EL SIGNIFICADO DE VIDA.

UNA IDEA SOBRE EL EQUILIBRIO. (El desarrollo de los mundos interior y exterior)

Es verdad que el propósito debería ser el desarrollo interior, pero el desarrollo exterior no esta en conflicto alguno con nuestra verdadera búsqueda. Todas las causas del poco o nulo crecimiento espiritual están dentro de nosotros. La vida externa es inocua a este respecto. El aislamiento exterior no nos libera de la prisión interior. Buena idea es no renegar de la vida, sino conciliar con ella…

«Una pequeña bellota pasaba su existencia segura, mientras continuaba unida a la rama del árbol. Era una vida benévola. Constantemente era bañada por la luz y el calor del Sol. Lo que más le agradaba, era escuchar el hermoso canto de las aves. Pero, dentro de sí misma, sentía que no era suficiente. Debía existir algo más; sentía una posibilidad latente. El Sol, al notar la inquietud de la bellota, se dirigió a ella diciendo: ¡Es verdad! La vida de bellota no es lo único que existe para ti. Dentro de ti, existe la posibilidad de crecer enormemente. Tú puedes ser MÁS de lo que eres. Pero para lograrlo, necesitas renunciar al bello canto de las aves y a la protección de la rama; pero tendrás un aliado en mí.
Continuaré brindándote la cálida luz que yo te proporciono en medida de tu esfuerzo por alcanzarme. La elección fue tomada. La bellota decidió renunciar a la protección de la rama, al canto de las aves, y a la calidez del Sol, al menos hasta que, por sus propios esfuerzos, logre brotar de la tierra. La bellota se lanzó hacia esa tierra misteriosa. No fue fácil para ella; su vida de bellota era muy sencilla y agradable. Pero cuando la convicción por lo superior aparece, no hay dudas; sólo hay rumbo y decisión. Conforme avanzaba el tiempo, la bellota brotó de la tierra y creció. El Sol mantuvo su promesa de dar luz y calor al incipiente árbol. Aunque tuvo varias dificultades como sequías, heladas y vientos fuertes, su firme convencimiento por crecer y alcanzar al Sol se tornaba en algo imparable. Un día, el árbol ya crecido, noto algo maravilloso: ¡Volvió a escuchar el canto de las aves que ahora, anidaban en sus ramas! No solo eso: ¡también tenía ramas propias para dar protección a otras bellotas! El Sol, ardiendo con fuerza para ayudar al árbol en su nueva misión, le dijo: Todo lo que renunciaste conservar en tu vida de bellota, como el canto de las aves, en realidad no te eran obstáculo para crecer. El verdadero obstáculo está en el desear conservar la vida de bellota, sabiendo que puedes ser mucho más. Ahora, por haber elegido la vida de árbol con el propósito de alcanzarme, tienes lo mejor de ambas vidas, y mucho, mucho más…»

B.M.H.

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